Frecuencia Modulada. A la misma hora
Canarias 7, 20-05-2006
Ala misma hora que 644 inmigrantes pisaban tierra canaria tras seis días de viaje en cayuco, 17 patrulleras de la Guardia Civil dormían plácidamente en el puerto de Valencia. Cuando la Cruz Roja se afanaba en dar calor, comida y agua a los inmigrantes que arribaron a las Islas en nueve barquillas, 57 guardias civiles vigilaban en aguas mediterráneas el desarrollo de las pruebas preliminares de la Copa América, una prueba deportiva patrocinada por Louis Vuiton.
Unas horas más tarde, los agentes de La Gomera, El Hierro, Tenerife y Gran Canaria se afanaban en instalar a los recién llegados en sus comisarías, como sardinas en lata, a la espera de su traslado a los centros de retención de extranjeros. Trabajaban a destajo para dar un trato humano a los inmigrantes en el mismo momento en que sus compañeros destinados en Valencia disfrutaban de la puesta de sol en el puerto deportivo de esa ciudad.
En Arona, la situación llegaba al límite con más de 600 subsaharianos durmiendo en colchonetas por salones, pasillos y despachos. En San Sebastián de La Gomera, otras 200 personas esperaban en cuclillas su traslado a Tenerife. Las 150 de El Hierro sonreían contentas por haber llegado al primer mundo y las 53 que fueron detenidas en Gran Canaria no sabían ni dónde estaban.
Caía la noche y hacía tiempo que las velas se habían recogido en Valencia cuando un último cayuco redondeaba la jornada histórica de llegada de inmigrantes al Archipiélago. Las seis patrulleras de la Guardia Civil destinadas por el Ministerio de Interior a Canarias podían descansar. Las 17 dedicadas a la importante misión de custodiar la prueba deportiva llevan todo el día haciéndolo.
Era hora de hacer recuento de material en la Cruz Roja. En una semana han llegado más de 2.000 sin papeles. Las mantas, la ropa seca, las galletas y la leche empiezan a faltar. Hoy pisarán tierra otros y todo tiene que estar listo para atenderlos a pie de muelle. También hay que organizar los turnos para los médicos, enfermeros y voluntarios que cuidan de la salud de los inmigrantes. No hay demasiado tiempo para tomarse un respiro, el tiempo que les sobra a los agentes que ya descansan a pierna suelta con el sonido del mar Mediterráneo como banda sonora.
Amanece y la señal de alarma vuelve a sonar en el Puerto de los Cristianos. Es el primer cayuco del día que, con 70 inmigrantes a bordo, recuerda a todos que en Senegal tienen prisa por emprender el viaje antes de que aumenten las medidas de seguridad. El barco de Salvamento Marítimo sale a recibirlo para garantizar que llegará a tierra sin problemas. El cayuco toma tierra exactamente a la misma hora que uno de los veleros de la Copa América tiene un problema, pierde el rumbo y debe ser avisado por una de las 17 patrulleras donde se desarrolla la regata.
(Puede haber caducado)