Castañeyra, ante el reto de poner nombre a los muertos en pateras
La investigadora majorera, doctora en Antropología Física, trabaja en un nuevo proyecto que pretende identificar los restos de los inmigrantes que se hallan en nichos anónimos en Canarias
Canarias 7, , 27-05-2019Identificar a los inmigrantes que, en su intento desesperado por llegar a las costas canarias, murieron ahogados en el mar entre 1994 y 2013. Sus restos permanecen enterrados en nichos anónimos de cementerios de Fuerteventura al menos 153 y del resto de Canarias. Es el reto que se marca María Castañeyra, doctora en Antropología Física y licenciada en Historia del Arte, en el marco de un proyecto de investigación en el que está trabajando gracias a una beca de la British Academy en la Universidad de Liverpool. «Lo que vamos a intentar es ver qué datos existen sobre estas personas en Canarias y, en octubre, voy a viajar a Senegal para ver qué datos existen allí. Al final se intentará crear una base de datos internacional que se pueda consultar», ha explicado la investigadora.
El drama de las pateras se traduce en desesperación en los países origen para muchas de las familias de quienes un día se decidieron a lanzarse a la mar en busca de una vida mejor y de los que jamás volvieron a tener noticias. El proyecto de Castañeyra, Identificación de víctimas de desastres de inmigración, en colaboración entre las Universidades de Liverpool, Milán y La Laguna bajo dirección de la antropóloga Caroline Wilkinson, está relacionado con otro anterior de la Universidad de Liverpool en el que la investigadora majorera, junto a la fotógrafa y artista Francesca Phillips, trabajó: la reconstrucción facial con escáneres de los rostros de 50 cráneos aborígenes del Museo Canario; las imágenes de esas caras fueron expuestas en el citado museo de la capital grancanaria.
Precisamente, estas técnicas de reconstrucción facial a partir de cráneos podrían emplearse en la identificación de los inmigrantes sin nombre que hay en cementerios canarios, si bien se trataría de una fase posterior a la elaboración de la base de datos internacional. «Lo primero es enfocarse en ver qué información existe, cómo podemos tener una relación internacional y ver cómo podemos crear y rellenar esa base de datos», concreta Castañeyra. No en todos los casos sería necesario exhumar los cuerpos de las víctimas de los naufragios, ya que, en ocasiones, «a partir de fotografías post mortem se pueden realizar reconstrucciones faciales».
Pero, en caso de que las fotografías de las autopsias no lo permitieran, «en última instancia, habría que exhumar los cuerpos, hacer el escáner de los cráneos y proceder a la reconstrucción facial», añade Castañeyra. Una vez que se haya elaborado la imagen digital, esta podría compararse con otras de la persona en vida. Por último, la prueba del ADN, siempre que haya parientes con quienes cotejarla, podría acabar de confirmar la identidad de los fallecidos.
Un asunto pendiente
La identificación de los inmigrantes muertos en su periplo marítimo hacia Canarias, hasta ahora fuera de todas las agendas, sigue siendo un asunto pendiente. Quizás sea la hora de ofrecer a las familias de los desaparecidos en los países de origen certezas sobre el destino de hijos o hermanos que, un día, se botaron a la mar en busca de una vida mejor.
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