Bélgica aprobó ayer restringir la venta de armas una semana después del crimen racista de Amberes que costó la vida a una niña de dos años y a su cuidadora maliense. Con una celeridad sin precedentes, el Parlamento belga aprobó con solo dos abstenciones una nueva ley que pone fin a la venta libre de armas de fuego de caza y deportivas. La decisión del Senado de ratificar el texto de la reforma legislativa sin introducir cambio alguno permitirá que la nueva normativa entre en vigor en el plazo de dos semanas. El proyecto, presentado por los socialistas flamencos y el partido izquierdista Spirit, llevaba dos años bloqueado en la Cámara.

FIN DEL LAXISMO
La laxa legislación actual permitió que el pasado 11 de mayo Hans Van Themsche, un estudiante de 18 años vinculado a la extrema derecha, adquiriera una carabina de caza de 9 milímetros y una veintena de balas en una armería de Amberes con la simple presentación de su documento de identidad. Con ese arma, Van Themsche acabó poco después con la vida de la inmigrante de Malí Oulematou Niangadou y de la niña Lula, e hirió gravemente a Sougul Koc, una mujer turca de 46 años, que estaba leyendo en la calle.
La nueva ley exige una autorización previa para comprar armas de caza y competición. La venta de las demás armas de fuego, incluidas las antiguas, quedará prohibida. Los cazadores y deportistas deberán mostrar sus licencias de caza y de tiro. Las personas que quieran disponer de un permiso de armas deberán someterse a un examen médico, superar unas pruebas teóricas y prácticas sobre el manejo de las mismas y demostrar que no tienen antecedentes penales. Asimismo, deberán obtener la autorización de las personas que convivan con ellas. La nueva ley obligará además a registrar todas las armas existentes en el país.