Carles Martí, sucesor de Ferran Mascarell al frente del área de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, hizo ayer una firme propuesta para enlazar la “tradición” de la actuación municipal en la materia con acciones en las que la cultura se convierta en elemento de “cohesión social” y en opción para potenciar los valores de la interculturalidad y de la proximidad.
Martí destacó este objetivo como una de las prioridades de su gestión en lo que queda de legislatura hasta la celebración de las próximas elecciones municipales, así como también la consolidación de la capitalidad cultural de Barcelona. El Institut de Cultura de Barcelona (Icub) ha de ser, dijo, el “catalizador” de estas acciones.
El concejal afirmó que, tras etapas de política cultural en las que Barcelona ha tenido que reencontrarse con el espacio público, el buen funcionamiento de las bibliotecas ha sido un primer paso en la fórmula de ligar la cultura “con la Barcelona de los barrios”. En esta línea apostó por ampliar programas y equipamientos para conseguir progresar en este propósito, pero alejándose de cualquier posibilidad de formación de “guetos”.
Martí estimó como muy favorable para los intereses municipales que Mascarell sea el actual conseller de Cultura. Ello permitirá “sentar las bases” del “compromiso compartido” entre Ayuntamiento y Generalitat en materia cultural buscando líneas de financiación similares a las vigentes en el MNAC o Liceu. En este periodo, señaló, tiene que concretarse el papel de la Generalitat en los museos, teatros de la ciudad y la participación del Govern en infraestructuras como el Centro Cultural del Born, el Museo de Ciencias Naturales o el Centro Cultural del Diseño, en las Glòries.
El concejal sostuvo que Barcelona debe aspirar no solo a ser capital cultural de Catalunya, sino que lo puede ser de España en diversos ámbitos, y puso como ejemplo el liderazgo de Cosmocaixa en la ciencia.
El director del Icub, Jordi Martí, incidió en la importancia de unos servicios culturales de proximidad y en que los centros de barrio y los museos sean un fiel reflejo de la articulación social y de la interculturalidad. El gestor resaltó también que Barcelona debe poner el énfasis en la “calidad” de los actos culturales y no en la cantidad, aspecto en el que la batalla ya está ganada.
Uno de los objetivos del 2007, y dentro de la política de mantener los años temáticos, será poner a la ciencia en el primer plano de la ciudad con un amplio programa que dirigirá Vladimir de Semir. Los actos se iniciarán a finales de año, pero tendrán un prólogo con una exposición, el mes de julio, en la Sala Miserachs de la Virreina.