La situación crítica en las islas Canarias tras el aluvión de inmigrantes de los últimos días ha acrecentado la polémica entre el Gobierno autonómico y el Ejecutivo central.El presidente de Canarias, Adán Martín, se manifestó ayer dispuesto a acudir «a la Corona» si el presidente José Luis Rodríguez Zapatero no lo llama para mantener una entrevista en la que abordar el fenómeno de la inmigración irregular.

«Si no me queda más alternativa, acudiré al Rey», dijo Martín, al tiempo que reclamó que la inmigración sea considerada un asunto de Estado por el Gobierno de España.

El presidente del Ejecutivo regional se mostró molesto por no haber recibido llamada alguna de Zapatero, «cuando este problema debería ser lo primero en su agenda».

Mientras, ayer llegó al puerto de Los Cristianos, en Tenerife, un nuevo cayuco con 84 subsaharianos. La última oleada de sin papeles del pasado jueves – cuando arribaron nueve barcazas con 647 personas a bordo – obligó ayer al traslado de 600 inmigrantes de Tenerife a Gran Canaria. Los irregulares fueron llevados en barco y conducidos hasta el campamento militar de La Isleta.Para ello, se utilizó la zona habitual de pasaje de la línea regular de Fred Olsen Tenerife – Gran Canaria. Los inmigrantes, escoltados por 15 agentes de la Policía Nacional, fueron separados del resto de pasajeros, a los que se ubicó en la zona preferente.

Rodrigo Gavilán, portavoz de la Confederación Española de la Policía, denunció ayer que, de los 7.000 subsaharianos que han llegado a Canarias en lo que va de año, sólo han sido repatriados 60 a Mauritania, y que le consta que 5.100 se encuentran ya en libertad en la Península, informa Servimedia. Aseguró que han sido trasladados a Madrid, Valencia y Murcia en grupos de 100, en aviones modelo ATR.