En el corazón de Lavapiés, en esas casas construidas «como galerías de cárcel» (relataba Arturo Barea), convivían, a principios del siglo XX, el albañil, el herrero, el carpintero, el ciego de la esquina, el arruinado, el poeta, «y en el patio empedrado de cantos redondos con una fuente goteando en medio, allí se cruzan todas las lenguas del mismo idioma». Aquellas callejuelas, que huelen a barrio, esconden hoy el secreto de la convivencia.

Quizá por eso el Ayuntamiento eligió el Casino de la Reina y la plaza de la Remonta (de Tetuán), para celebrar la primera edición de Distrito Mestizo. Un festival de actuaciones donde predomina el sonido mulato de grupos de nacionalidades tan diversas como Brasil, Chile, Costa Rica, Croacia, España, Senegal, Malí, entre otras, que viven y desarrollan su trabajo en Madrid.

Esta misma tarde, 12 grupos y dos disc jockeys, Rodolfo Poveda y Kaska, se repartirán el protagonismo durante siete horas consecutivas con estilos tan diversos como el ska, el bolero, el tango, el hip hop, el rap, el swing, la cumbia, que están presentes de una u otra forma en los barrios. «Hemos intentado hacer especial hincapié en aquellos colectivos de inmigrantes que tienen una mayor necesidad de ser representados, exigiendo, también, un mínimo de calidad para garantizar buen nivel», comentaba Adrián Sepiurca, coordinador del ciclo e integrante también de Chavola Vip, uno de los grupos que participan en Distrito Mestizo.

Este acercamiento musical al ambiente multiétnico que se respira en la capital va a conseguir mezclar a algunos cabezas de cartel del estilo de Eliades Ochoa, Joe Vasconcellos o Zap Mama con otros músicos de barrio.

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