TESTIGO DIRECTO / SAN LUIS DEL RIO COLORADO (MÉXICO)

George W. Bush, a la caza de inmigrantes ilegales

El Mundo, 20-05-2006

Los agentes de aduanas mexicanos tienen sin duda asuntos más apremiantes entre manos y dejan entrar con una sonrisa indolente a los indocumentados del norte: «Pase usted, pase». Entramos en San Luis del Río Colorado como Pedro por su casa, dejando atrás la fortaleza estadounidense y los cuatro kilómetros de muro que se adentran ya en el desierto.


Venimos con la urgencia del otro lado, reciente aún la visita a Yuma del presidente Bush, acechado por las fuerzas vivas y por las cámaras que están convenciendo a los norteamericanos de que el país se encuentra en «estado de sitio». Los telediarios anuncian «La batalla de la inmigración» y «Las guerras de la frontera», pero en San Luis Río Colorado la vida sigue igual, con ese hormigueo de color en la calle y el maldito latigazo del sol, que acá pega mucho más fuerte.


A la sombra del pasaje Mitchell, junto a la parada del autobús, hay una tertulia de «braceros» masticando el tiempo y pasando revista a lo acontecido durante el día histórico… «Pues decían que iba a venir Bush a dar el banderazo y no lo hemos visto».«Para mí que se está poniendo bravo para ganar votos». «Acá no va a cambiar nada, no más que envíen los soldados o que levanten el muro ése».


«Y dígame usted, ¿quién va recogerles a los gringos los melones y los tomates, las lechugas y las coliflores?». La pregunta de Mauro Torres, 57 años, flota en el aire mientras se enjuaga el sudor y se ajusta la gorra de béisbol: «Este año ha entrado pronto el fuego: creo que no hay un sitio más caliente en toda la Tierra».


Mauro lleva tres décadas partiéndose el brazo en los bancales del Colorado en Yuma, la Almería estadounidense. Tiene un permiso temporal de residencia para diez años. Entra y sale cuando quiere: nunca ha sentido la tentación de quedarse: «Nos pagan el mínimo, 5,25 dólares, y con eso no tenemos ni para pagarnos allá la renta».


A su compañero de banco, Jorge Raúl Velasco, 32 años, le deportaron hace tres meses por entrar sin papeles por Calexico: «Me ficharon ya, y no va a haber manera de ir allá por lo legal. Pero el patrón nos quiere el año que viene: allá hay trabajo y acá pasas hambre».Lo volverá a intentar, asegura, aunque manden a la Guardia Nacional o levanten un muro de más de 590 kilómetros en el desierto: «Los mexicanos no nos vamos a achicar por eso. ¿Que construyen un muro fronterizo? ¡Lo vamos a brincar!».


Con el aire inquisitivo del norte, le preguntamos por el muro a otro curtido «bracero». Con cachaza mexicana, como si la cosa no fuera con él, contesta José Peralta: «Nos necesitan igualmente o se pudren con sus campos ¿Entonces va a venir Bush o no?».


De mano en mano, en el cónclave sombreado de media tarde, pasa el maltrecho ejemplar del diario La Prensa… «De última hora se conoció que el presidente de los Estados Unidos, George W.Bush, estará en la vecina ciudad de San Luis, Arizona, para dar el banderazo de inicio a la militarización de la frontera». La noticia es apenas un suelto en la página 6, porque lo que de verdad preocupa a los «sanluisinos» de México son los pandilleros, grupos de la «mala vida» como «Los Traviesos» o «Los Demonios», que tienen en jaque a los 10.000 vecinos. Y por supuesto, la política local: el «batacazo» de Roberto Madrazo y el ascenso de Adriana Aceves, la candidata del PRI a presidente municipal.


En San Luis (Arizona), hay por cierto una alcaldesa de sangre mexicana, Nieves García Redel, que estrechó la mano a Bush y le pidió – en inglés – que siga adelante con su programa de guest workers («trabajadores huéspedes»), que este pueblo necesita desesperadamente la mano de obra del otro lado.


La alcaldesa, sin embargo, hace bueno el dicho de «todo americano lleva un policía dentro». En el poco tiempo libre que le deja el ayuntamiento y su empresa de la construcción, recorre con su coche los cuatro kilómetros de muro metálico en el puesto fronterizo y da el chivatazo a la Patrulla de Fronteras si ve saltando a algún «indocumentado».

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