Fox rechaza que EE UU convierta a México en un gueto al sur del Río Grande

El presidente envía una carta de protesta a Washington por el muro

La Razón, 19-05-2006

Ciudad de México – La decisión del Senado estadounidense de levantar un
muro de 600 kilómetros de extensión a lo largo de su frontera sur ha
llenado de indignación a México, que ve en esta medida la intención de
Washington de construir un gueto. La Presidencia, el Congreso y el Senado
mexicanos han condenado la edificación del muro, que califican de
«agresión» al país, mientras que el candidato de la derecha a la
Presidencia, Felipe Calderón, señaló que «se equivocan si creen que con
eso van a detener la inmigración».
   El Gobierno tenía
previsto mandar ayer a Washington una carta para expresar su preocupación
por la decisión del Senado. Así lo explicó el ministro de Exteriores, Luis
Ernesto Derbez, quien afirmó que en su reunión con el presidente, Vicente
Fox, acordaron enviar la misiva en la que, de manera «prudente pero
firme», se hará saber la disconformidad del Gobierno mexicano, según el
diario «El Universal». «Llegamos a la conclusión de que era necesario
enviar esta nota indicando nuestra preocupación con una serie de puntos,
dejando claro que la posición mexicana es una posición de respeto [a la
soberanía estadounidense], pero también de preocupación».
   Rubén Aguilar, portavoz de la Presidencia, afirmó que «la política
internacional ahora busca tender puentes y no construir muros. Lo que la
mayoría de los países buscamos es acercar a nuestros pueblos derribando
barreras físicas, comerciales y culturales. Los muros son señal de
desconfianza. La construcción de barreras físicas no es la respuesta para
alcanzar fronteras seguras y modernas», dijo.
   «Un acto hostil».
Mucho más crispado, Enrique Jackson, presidente de la Comisión Permanente
del Congreso, consideró una torpeza política la decisión. «Es una agresión
a los mexicanos, es un acto hostil. Así no se trata a un vecino, a un
socio, y menos a quien se le dice que es un amigo». El Congreso y el
Senado aprobaron una moción en la que solicitan a Fox exponer a Washington
«la preocupación del Gobierno y el pueblo sobre la adopción de las nuevas
medidas migratorias».
   «Lo que ha hecho nuestra Administración
es perder absolutamente la batalla con el Gobierno y el Congreso de EE
UU», afirmó el candidato del PRI, Roberto Madrazo, mientras que el
aspirante de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, acusó a Fox de ser
«un títere y un pelele de los Gobiernos extranjeros». Felipe Calderón
afirmó que ni los muros ni el envío de 6.000 efectivos de la Guardia
Nacional a la frontera detendrán la inmigración. «La única manera es que
haya un desarrollo equilibrado en México, al que tienen que contribuir los
americanos».
   José Luis Soberanes, presidente de la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos, se unió a la condena de la construcción
del muro indicando que es algo «muy grave, que debe ser denunciado ante
Naciones Unidas por atentar contra los derechos humanos». La organización
humanitaria Human Rights Watch y Amnistía Internacional arremetieron
contra la iniciativa de Washington.
   En medio de este clima de
crispación, Fox viajará a EE UU la próxima semana para minimizar los
efectos que tendrán sobre México la construcción del muro y el envío a la
frontera de 6.000 efectivos de la Guardia Nacional, e impulsar en lo
posible la aprobación de una reforma migratoria que regularice a los seis
millones de emigrantes ilegales de origen mexicano que hay actualmente en
EE UU. Fox visitará Washington, Utah y California, en donde se
entrevistará con los gobernadores Christine Gregoire, John M. Hunstsman y
Arnold Schwarzenegger, además del alcalde de Los Ángeles, Antonio
Villarraigosa.
   

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