En Cataluña se han registrado 18 robos violentos en viviendas unifamiliares en lo que va de año

ABC, 19-05-2006


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BARCELONA. Un total de 18 viviendas unifamiliares de Cataluña han sufrido en lo que va de año la visita de los

llamados «murcigleros», como son conocidos en el argot policial los cacos vestidos de negro, armados y violentos que se dedican a asaltar por la noche los chalés más lujosos con sus inquilinos dentro.

Fuentes policiales explicaron a Efe que en Cataluña hay actualmente una media docena de bandas de estos «murcigleros», la mayoría de ellas formadas por personas procedentes de la Europa del Este, aunque también las hay integradas por sudamericanos. Estas bandas – compuestas por albano – kosovares, ucranianos, rumanos, chilenos, colombianos y marroquíes – suelen actuar en grupos de entre tres y cinco personas y cuentan entre sus miembros con ex – policías o ex – militares que poseen conocimientos de vigilancia y seguimiento, que usan en sus asaltos.

Las 18 viviendas asaltadas en lo que va de año – cinco de ellos en territorio controlado por la Guardia Civil y 13 en zonas bajo competencia de los Mossos d´Esquadra – suponen una pequeña parte de las 354 viviendas robadas en ausencia de sus inquilinos en las zonas de la provincia de Barcelona controladas por la Guardia Civil en lo que va de año, 35 de las cuales lo han sido este mes de mayo.

Los «murcigleros» actuaban hace unos años en la comunidad valenciana y, según los investigadores, se han trasladado a Barcelona y Girona.

En algunos de los 18 asaltos – entre ellos dos en Sitges, uno en Matadepera, uno en Sant Pere de Ribes, uno en Polinyà (en la provincia de Barcelona), y nueve en la provincia de Girona – , los «murcigleros» han actuado con extrema violencia, con secuestros y palizas incluidas, contra los propietarios de las viviendas para atemorizarles y dejarles vulnerables a cualquiera de sus exigencias.

Su «modus operandi» «Estas bandas han comprobado que sacan más beneficio si atacan, atemorizan y retienen a los inquilinos que si entran a robar cuando no hay nadie en la casa porque de esta manera encuentran más fácilmente las joyas y la caja fuerte, que es lo que buscan», reconoció la misma fuente.

Los «murcigleros» actúan siempre de la misma forma: seleccionan sus víctimas entre las casas más lujosamente vistosas y entre las que tienen coches más potentes en sus garajes. Luego estudian los movimientos del propietario, desconectan las alarmas que pudiera haber y se visten de negro, se embozan para no ser reconocidos, se ponen guantes para no dejar huellas y le esperan cuando llega alguna noche después de cenar fuera para sorprenderle, golpearle, obligarle a entrar en la casa, retenerle y obligarle a confesar dónde tiene el dinero.

En ocasiones, se le llevan la tarjeta de crédito para sacar dinero de los cajeros. Todo con extrema violencia y con información precisa sobre la casa. En muchos casos utilizan un «santo» – en argot policial, persona nada sospechosa que entra en la casa y pasa información a la banda – para que les informe de los detalles de la vivienda.

Se han dado casos de prostitutas de lujo que han sido llamadas a trabajar en chalés que a los pocos días han sufrido un asalto gracias a la información facilitada por ellas a la banda.

Los «murcigleros» utilizan coches robados para llegar hasta las lujosas urbanizaciones y disponen de medios técnicos, como radiotransmisores.

Los investigadores sospechan que estas bandas se llevan las joyas, de oro preferentemente, a sus países de origen donde funden el metal antes de venderlo en el mercado negro.

Además de los «murcigleros», los chalés de la provincia de Barcelona también sufren la acometida de los «silenciosos», otras bandas que aprovechan la oscura noche para entrar en las casas y desvalijarlas sin despertar a sus inquilinos y siempre sin utilizar la violencia. Desde el pasado 1 de enero se han perpetrado un total de 74 robos de «silenciosos» en viviendas unifamiliares de la provincia de Barcelona, seis de ellos en los primeros 15 días de este mes y 35 sólo en el mes de abril.

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