Desencuentro en las Canarias

La Vanguardia, 19-05-2006

No todo son las noticias del encuentro de París. Casi a las mismas horas ha habido el desencuentro en las Canarias. Sólo en el fin de semana último pasaron de 1.000 los inmigrantes subsaharianos que desembarcaron en las costas de las islas Canarias. El ritmo creciente de lo que va siendo una invasión ha preocupado, en primer término, a las autoridades canarias. Se han quejado de la poca disponibilidad o asistencia del Gobierno de Madrid en la aportación de medios marítimos y aéreos para poner barreras a la incontrolada inmigración. Es posible que sin la demanda canaria el Gobierno de Madrid por sí mismo hubiera tomado medidas técnicas como satélite, aviones de reconocimiento y buques que patrullan con tripulación mixta hispano – mauritana.
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El Ministerio de Defensa, haciendo honor a su nombre, deberá actuar. A la defensiva y no a la ofensiva. Frente a los movimientos humanos de tal envergadura, no cabe más que oponer una barrera infranqueable. De lo contrario, la afluencia no cesará. Si los subsaharianos no pueden zarpar de Mauritania – como se lo impidió anteriormente Marruecos – , lo harán desde Senegal, desde Ghana o desde Costa de Marfil, de donde salen no pateras ni cayucos, sino barcos de verdad que al acercarse a las costas españolas sueltan sus zodiac.
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Demasiado tiempo ha podido cundir en el África subsahariana la idea de que si se pone pie en suelo español se cuenta con posibilidades de ingreso definitivo en Europa. Saben que, en caso negativo, pasarán una temporada, no maltratados, en un campo de refugiados antes de ser devueltos, en parte, a sus orígenes. El riesgo, por consiguiente, salvadas las olas, es mínimo y saben que de vez en cuando a algunos de ellos se les sube en un avión y se les lleva a Madrid o a Barcelona, donde se les suelta por las buenas. Así lo recogía este mismo periódico hace pocos días. Si no hay evidencia de una pared que impida toda entrada, la persistencia fatalista de los jóvenes no cesará. Algunos llegan a las Canarias con la camiseta del Barça puesta y dicen, sin ambages, que quieren ir a Barça, refiriéndose a la ciudad de Barcelona. No hay que olvidar que la televisión alcanza la mayoría de esos países y ven la transmisión de partidos de fútbol, con un Ronaldinho a la cabeza. El tam – tam de antaño es hoy la televisión, complementada con los móviles.
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Nose trata de imitar a Nueva Zelanda, desde donde salen buques de guerra apuntando sus cañones a las embarcaciones que procedentes de Indonesia pretenden desembarcar en una isla nutrida históricamente por la inmigración. Actualmente, sin embargo, la paralizan o dosifican seleccionando las procedencias. No hacen otra cosa que repetir lo que venía haciendo la vecina Australia anteriormente. Se trata de evitar un desbordante exceso que podría instalar el caos.
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Inmigración legal o documentada puede haberla en nuestro país, guardando proporciones. Pero una mayor invasión incontrolada podría romper moldes tales como los esquemas sociales y sanitarios. Algunos incluso señalan, exagerando un poco, que podría afectar al Estado de bienestar.
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Han hecho bien las autoridades de la comunidad canaria al reclamar mayor asistencia del Estado español. De no tenerla, las Canarias podrían pasar a ser un bocado para cualquier país africano de fauces abiertas. No es fácil olvidar haber pertenecido al pequeño grupo de parlamentarios encomendado de recorrer los países del África occidental para persuadirles de la hispanidad de las Canarias. Se trataba de deshacer el proyecto de algunos países que pretendían catalogar como territorio africano el archipiélago canario. Un primer paso para que posteriormente pudieran ser adyacentes de un país continental con propósitos expansionistas.
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No sin mucha dificultad, logramos que en el seno de la Organización de Estados Africanos (OEA) no prosperara lo que pretendían varios países y en especial Argelia. Nuestro grupo parlamentario estaba presidido por Ignacio Camuñas, que lo era de la comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, de la cual yo mismo era vicepresidente. Entre nosotros había un valioso representante canario, un médico socialista llamado Armas, desgraciadamente hoy desaparecido. También era muy útil la presencia de un diputado andaluz comunista para cuando nos encontrábamos con ministros de gobiernos que se autollamaban marxistas – leninistas. Cada uno tenía su papel.
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De haberse conseguido la africanidad de las Canarias, quizá hoy algunos se hubieran ofrecido para protegerlas,quedándose luego en ellas. El riesgo que hubiera entrañado la consecución de una pretendida independencia, fomentada por Antonio Cubillo y sus amigos, está ahora a la vista. Sin la pertenencia a España, las islas llamadas Afortunadas hubieran durado en su independencia el tiempo que unos caramelos a la puerta de un colegio.
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