Madrid y los cayucos
La Vanguardia, 19-05-2006No resulta fácil enfrentarse a la terrible llegada de los emigrantes subsaharianos a Canarias. Pero el Gobierno todavía lo empeora con la lentitud y los escasos medios con que pretende solucionar el problema, que no ha sido siquiera paliado y crece. Ante la estupefacción de los televidentes que contemplan cómo una triste cañonera de la Guardia Civil se hace a la mar en Galicia rumbo a Mauritania, cuando los cayucos ya zarpan de Senegal. Adonde se envían un par de aviones de vigilancia, cierto, pero ¿qué más, avisar a la Guardia Civil canaria, armar otro hospital y muchos aviones de retorno?
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Este Gobierno en el plano internacional patina, le cuesta enterarse y concretar, ahora Evo Morales se lo rifa un día sí y el otro también sin que Madrid haya elaborado una estrategia de réplica, a las buenas, a las malas o mitad y mitad. Y cuesta imaginar que resulten efectivos esos diplomáticos enviados a Mauritania y tal para frenar el alud humano, si en Madrid patinan en Nuakchott hasta nadarán. ¡Y qué decir de los burócratas de Bruselas tan próximos al autismo, y de los países de la UE tan proclives a jugar entre ellos al gato y al ratón!
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Pero este aspecto es sólo táctico, mientras las migraciones constituyen hoy como ayer una de las problemáticas más trágicas y más creadoras. Veamos dos ejemplos clásicos. Uno, que Estados Unidos se ha formado y aún se conforma a base de la inmigración, las manifestaciones de un millón de hispanos son recientes. El otro, que la España de Franco aguantó gracias también a dos corrientes de migración interior y a una externa: a Catalunya la inicial, luego a Madrid y en los años sesenta a Alemania. En el África negra existen la miseria suprema, una sanidad desastrosa y las necias y brutales dictaduras, amén de las alianzas de todo ello con las antiguas potencias coloniales o el mero capitalismo rampante. A la par que la televisión emite a chorro las dadivosas bellezas del universo occidental.
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A lo que debe añadirse un agravante decisivo: los inmigrantes vienen, o van a Estados Unidos, porque es verdad que aquí y allí hay trabajo. Al menos, manual, que los nativos despreciamos mientras formamos universitarios que carecen de salida en las ramas profesionales altas o son ínfimamente pagados. Y la riqueza brota del trabajo, la inmigración trabaja… Existen todas las condiciones y necesidades para que la gente emigre, pero falta nuestra capacidad para gestionar el conjunto, armonizarlo. Y ojo: Bin Laden y el fundamentalismo islámico surgen de alguna parte, a la par que en África aumentan las conversiones mahometanas… Hay sueltas por ahí muchas bombas morales y mortales.
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