Alfredo Pérez Rubalcaba, aseguró ayer que «quien entre irregularmente en España será expulsado». Al responsable de Interior sólo le faltó concretar cómo y hacia dónde se ejecutarán esas expulsiones. Y eso no le va a ser fácil.

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Desde su ministerio explicaban ayer que los esfuerzos diplomáticos sólo han alcanzado para firmar acuerdos de repatriación con cinco países africanos, y únicamente tres (Mauritania, Nigeria y Guinea – Bissáu) están ubicados en el África subsahariana, zona de procedencia de la mayoría de los nuevos inmigrantes ilegales. Los otros dos son Marruecos y Argelia. Los datos de la policía sobre quienes llegan ahora en masa a Canarias reflejan que su punto de partida se ha desplazado a Senegal, y que entre este país y Mali se reparten la procedencia de alrededor de la mitad de los inmigrantes interceptados. Son estos dos los países en los que España centra sus esfuerzos para conseguir acuerdos, pero hasta ahora sin éxito.

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Desde Interior se dice que sí se ha pactado con Dakar y Bamako – donde Madrid pretende abrir una embajada – en casos puntuales, con repatriaciones de pequeños grupos. Sin embargo, el grueso de los inmigrantes de esa zona siguen hacinados en los centros de acogida del archipiélago, saturados ya desde hace semanas. Según el último balance, 2.008 personas (sólo 23 son mujeres) ocupaban ayer plaza en alguno de los recintos canarios. Sólo en Tenerife eran 944.

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A la falta de acuerdos se suma la reticencia de algunos gobiernos africanos a asumir lo firmado. Mauritania ha puesto muchas trabas a las repatriaciones y casi todos los países exigen una demostración fehaciente de la procedencia de los inmigrantes para readmitirlos. Eso es casi imposible, ya que muy pocos conservan documentos que permitan acreditar su ciudadanía.