"¿Cómo va a ser un delito lavar platos?"

La Vanguardia, 18-05-2006

Ernesto Reyes, casado y con dos hijos, nació en la localidad de La Unión (El Salvador) y vive en el área de Washington desde que tenía 16 años. Los salvadoreños son, con gran diferencia, el grupo más numeroso entre la comunidad hispana de la capital estadounidense. “Yo tuve la suerte de venir legalmente aquí – explica – . Mi papá me mandó a traer”. No recuerda que le costase demasiado la adaptación: “A esa edad se aprende aún bastante bien el idioma”. Después de terminar la escuela, Ernesto desempeñó varios trabajos, sobre todo en restaurantes, de mesero (camarero), de barman y en compañías de catering. En 1994, cuando tenía 23 años, se nacionalizó estadounidense. Desde hace tres años y medio trabaja como cartero del United States Postal Service, el correo federal, en un barrio residencial de Bethesda (Maryland), al norte de Washington. “Me gusta más porque es un trabajo del Gobierno, tienes beneficios y pagan un poco mejor”, comenta. Al preguntarle si se siente más salvadoreño o estadounidense, no duda ni un instante: “Salvadoreño”.
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- ¿Por qué?
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- No sé. Es algo que se siente. No puede dejarse. Yo me hice ciudadano de este país para no tener que preocuparme por las leyes que pongan (sobre los inmigrantes ). Pero uno es lo que es.
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Del actual debate sobre inmigración opina que los políticos “deberían hacer algo para poder acomodar a la gente que está aquí de forma ilegal”. “Eso no es un delito, como quieren hacer ver. ¿Cómo le puede llamar delincuente a una persona que está lavando platos en un restaurante, que está cortando la grama (césped) o trabajando en la construcción? Hay personas que se quejan de que les están quitando los trabajos. No es verdad. Hay trabajos que nadie quiere hacer. Creo que debería haber una amnistía, o que la llamen como quieran”, concluye. –
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