Frontera militarizada

La Vanguardia, 18-05-2006

Sería muy lamentable que el gobierno del presidente Vicente Fox quisiera disimular algo que, por obvio, está a la vista: la de una virtual militarización de la frontera de Estados Unidos con México. Si las cosas siguen el curso que la Casa Blanca ha marcado, dentro de un mes, aproximadamente, la Guardia Nacional estadounidense iniciará operaciones en su frontera con nuestro país. Bush mismo descubre la jugada en su discurso cuando dice: “México es nuestro vecino y nuestro amigo. Continuaremos trabajando cooperativamente para mejorar la seguridad en ambos lados de nuestra frontera, para afrontar problemas comunes como el narcotráfico y el crimen, y para reducir la inmigración ilegal”. Es decir, hay un acuerdo expreso de combatir la inmigración ilegal: en el caso de Bush porque es su responsabilidad, al mismo tiempo que un requisito urgente de la seguridad nacional de aquel país, habida cuenta de que está buscando hacer política interna con esta medida en momentos en los que su popularidad está a ras de suelo.
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En el caso de Fox, porque se supone su amigo y también porque es un vecino cooperador bajo toda circunstancia y cuya solidaridad no ha aminorado, a pesar de las críticas de que es objeto en México por ello. Resulta inadmisible que Fox pretenda ocultar una verdad que está a la vista de todos. Aun así, la Guardia Nacional no podrá contener una oleada humana que se incorpora a EE. UU., en silencio pero con eficacia. Doce millones de personas han podido hacerlo en los últimos años y aunque esta cifra no es para enorgullecernos, lo cierto es que existe y que el gobierno mexicano tiene la obligación de salvaguardar sus vidas y buscar que allá se garanticen sus derechos humanos y civiles, como gente que contribuye al fortalecimiento de aquella nación.
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