REPORTAJE

La caída de una heroína antiislam

El Periodico, 17-05-2006

¿Víctima o mentirosa? Visiblemente emocionada, la diputada holandesa de origen somalí Ayaan Hirsi Ali renunció ayer ante la prensa a su escaño en el Parlamento. Hirsi Ali, de 36 años, convertida en estandarte internacional de la crítica contra el islam, está amenazada de muerte por varios grupúsculos islamistas holandeses. Vive bajo permanente protección policial desde la muerte, el 2 de noviembre del 2004, de su amigo Theo Van Gogh, con quien había llevado a cabo el filme Sumisión y denunciado el destino de las mujeres musulmanas.
Para explicar su dimisión, primero echó mano de una orden judicial del pasado 27 de abril que la obliga a abandonar su casa de La Haya antes del 27 de agosto por petición de sus vecinos, preocupados por la seguridad. A pesar de la protesta del ministro de Justicia, Piet Hein Donner, en nombre del Gobierno, Hirsi Ali se dijo dispuesta a dejar el país.
Más adelante evocó el escándalo que suscitó la presentación de Santa Ayaan, un documental sobre su vida que la televisión nacional emitió el pasado 11 de mayo. Acusada de haber mentido sobre su nombre, su fecha de nacimiento, su verdadero estatus en el momento de llegar a Holanda, en 1992, y su matrimonio forzoso, Hirsi Ali se defendió. “He declarado en varias ocasiones que no me enorgullece haber mentido cuando pedí asilo en Holanda. Cometí un error. Lo hice porque sentí que no tenía alternativa”. Su hermano, su madre y su exmarido afirman en Santa Ayaan que se casó por voluntad propia con un somalí, pero ella lo negó. “Tenía miedo de que me hicieran volver con mi familia si solo declaraba que estaba huyendo de un matrimonio forzoso”, dijo.

Drama político
Desde el otoño del 2005, asegura, informó a su partido de su decisión de dejar el país. Sin confirmar su incorporación al American Enterprise Institute, un centro conservador radicado en Washington, ayer afirmó que ha optado por “una plataforma internacional” para “contribuir al debate sobre la emancipación de las mujeres musulmanas y la compleja relación entre el islam y Occidente”.
En Holanda, el asunto se ha convertido en todo un drama político. El primer ministro, Jan Peter Balkenende, se declaró “sorprendido” por la rapidez con que la ministra de Integración, Rita Verdonk, puso en duda la nacionalización de Hirsi Ali, el 15 de mayo. El jefe del Gobierno dijo que no la “abandonará” y que no la dejará sin protección policial. Si Hirsi Ali pierde la nacionalidad, manifestó Balkenende, no debe abandonar Holanda, pues entonces tendrá otro estatus.

Triste pero aliviada
De pronto, la ministra de Integración, que aspira al puesto de primera ministra en el 2007, se encuentra a la defensiva. Ayer justificó su rapidez por el hecho de que quien mintió a la Administración fue “un miembro elegido del Parlamento”, aunque expresó su “inmenso respeto” por Hirsi Ali y su ideología política. Pero puede que esta no espere a que la titular de Integración le pida devolver su pasaporte holandés, y es probable que anticipe su viaje a EEUU. “Voy a abandonar Holanda triste pero aliviada – – anunció ayer – – . Voy a hacer las maletas para avanzar”.

© Libération

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