Gipuzkoa alcanza el mayor número de menores extranjeros atendidos en los últimos años
Se percibe un cambio de tendencia entre los 136 inmigrantes que han dejado de ver el territorio como lugar de paso En lo que va de año se han registrado 113 entradas, triplicando el volumen de llegadas de hace siete años
Diario de noticias de Gipuzkoa, , 26-03-2019Hace falta remontarse en el tiempo para dar en Gipuzkoa con el actual volumen de atenciones a menores extranjeros no acompañados (menas). En lo que va de año se han contabilizado 113 entradas, y un total de 136 chicos y chicas ocupan a día de hoy alguna de las plazas de la red de acogimiento residencial.
Se trata de la mayor cifra registrada en la última década, un dato que confirma un cambio de tendencia. Gipuzkoa va dejando de ser territorio de paso hacia el norte de Europa como ha venido ocurriendo en los últimos años para consolidarse paulatinamente como destino para un número creciente de menores que muestran su deseo de iniciar aquí su proyecto de vida.
Por lo pronto no es más que una tendencia. Hace falta una mayor perspectiva temporal para advertir en su globalidad este comportamiento cambiante. Por el momento, en ocho de cada diez casos las estancias en Gipuzkoa de estos menores son cortas, pero el flujo es constante.
Tanto es así, que el volumen de atenciones se ha triplicado con respecto a 2012, y resultan llamativos los datos analizados en su conjunto.
Desde el 1 de enero de 2016 hasta ahora han sido atendidos un total de 1.726 niños y niñas, de los cuales un total de 207 han pasado por alguno de los recursos de la red de acogimiento residencial. “La mayor parte de estos adolescentes no permanecen en nuestros recursos ya que su itinerario migratorio tiene otros objetivos, pero a pesar de ello debemos gestionar la presión derivada del continuo flujo de entradas”, admitió ayer la diputada de Políticas Sociales, Maite Peña.
Lo hizo durante su comparecencia en Juntas Generales en la comisión en la que se abordó, a petición de EH Bildu, la situación del centro de Uba en Donostia, la primera puerta de entrada para menores extranjeros en situación de desprotección que recalan en el territorio.
A preguntas del juntero Ernesto Merino (EH Bildu), la diputada explicó que el departamento lleva tiempo haciendo “importantes esfuerzos” para dar respuesta a los fuertes incrementos de menores.
Durante 2018 ha sido necesario activar ocho recursos residenciales, siguiendo el criterio de no generar espacios ocupados exclusivamente por menores extranjeros, para facilitar su integración.
Dentro de esta política, ha habido una excepción, como es el centro de Segura, abierto en el mes de diciembre con cuatro unidades de ocho plazas cada una.
Desde las filas de EH Bildu reprocharon que, a pesar de abrir este nuevo recurso orientado a la emancipación de los chavales, la “saturación” en Uba persiste y hacen falta idear nuevas soluciones.
AMPLIACIÓN A 40 PLAZASEste centro se encuentra ahora en fase de concurso con el objetivo de ampliar su capacidad hasta las 40 plazas. A pesar de ello, la Diputación es consciente de que la situación sigue siendo complicada, aunque “gracias a la magnífica tarea del equipo educativo de Uba” se están consiguiendo los objetivos marcados.
El propio Ararteko indica en sus consideraciones que a pesar de “la evidente sobreocupación del centro, las condiciones en las que se encuentran atendidos los chicos no son de precariedad”.
Remarca que la Administración está garantizando la cobertura de las necesidades básicas de alojamiento y alimentación, y se están garantizando los seguimientos médicos y la tramitación de la documentación.
Nuevamente, fue el juntero de la coalición abertzale quien cuestionó el funcionamiento del centro, “que ha dejado de ser de emergencia, porque cada vez hay estancias más prolongadas, para las cuales el centro no está preparado”.
En Uba, le corrigió Peña, puede registrarse algún caso de ocupación más allá del tiempo de estancia habitual que suele ser de cuatro meses, pero es la excepción. Los meses de estancia pueden ser variables, ya que hace falta clarificar las necesidades y capacidades de los menores dentro de un proyecto migratorio “que suele ser en muchas ocasiones difuso y poco realista”. Una vez diseñados los objetivos, es preciso iniciar a partir de ahí el camino hacia una integración normalizada.
ESCOLARIZADOSEn ese sentido, todos los niños y niñas menores de 16 años que están en edad de escolarización obligatoria asisten a clases en un instituto donostiarra desde enero de este año. En estos momentos son 22 los menores matriculados en el centro escolar.
Además, todos los adolescentes se han inscrito en Lanbide, y los que no están escolarizados toman clases de castellano por las mañanas y por las tardes suelen acudir a las diferentes bibliotecas de Donostia, donde contactan con sus familias a través de Internet y practican deporte, siempre fuera de las instalaciones de Uba. “Estas actividades no son opcionales ni a demanda, como se indica en la Resolución del Ararteko, sino que son organizadas por el centro y de obligado cumplimiento”, precisó Peña.
A este respecto, la diputada resaltó que para poder clarificar adecuadamente sus proyectos migratorios, las relaciones de los menores con el exterior deben ser “controladas y supervisadas”. No podemos obviar, advirtió, que muchos de estos menores viajan “dirigidos” por otras personas, por lo que los responsables forales entienden que es importante controlar las comunicaciones. “Tampoco podemos obviar el contrasentido de la presencia de familiares. Es importante clarificar la identidad de estas personas y su relación con el niño o niña. Debemos saber si esa relación tiene efectos positivos”. Desde Uba se hace un esfuerzo importante por mantener el vínculo familiar, “pero en tanto esa familia reside en nuestro territorio es necesario un trabajo previo”.
La responsable foral advirtió que el abandono de menores “es un delito que debe ser perseguido”. La causa de desamparo es la ausencia de adultos de referencia en el entorno cercano, por lo que la presencia afectiva de un entorno cercano “debería tener como consecuencia un trabajo de reunificación, al cual se niegan sistemáticamente. Dicho de otra manera, es un uso perverso del sistema de protección infantil”, censuró.
A la espera de dilucidar su situación, el centro de Uba donde pernoctan cuenta con dos pisos. A la segunda planta son derivados los casos más recientes. A la primera, quienes están a punto de salir al resto de recursos de la red.
CONTEXTO ACTUAL
Nuevas entradas. En lo que va de año se han producido en Gipuzkoa 113 entradas de menores extranjeros no acompañados, siendo 136 los atendidos a día de hoy en el conjunto de la Red de Acogimiento Residencial. Tomando en cuenta 2012, la atención en 2019 se ha multiplicado por tres.
Estancias cortas. En la mayor parte de casos las estancias son muy cortas y es bajo el porcentaje de quienes permanecen en la red tras su ingreso en acogida de urgencia. En concreto, un 11,99% de los llegados entre 2016 y 2018. Aun siendo bajos los porcentajes de los que permanecen, los 136 niños y niñas de esta tipología atendidos en estos momentos son la cifra más alta registrada desde hace muchos años. Este dato confirma que se está produciendo un cambio en la tendencia y se empiezan a quedar en mayor proporción de lo que lo hacían antes.
Datos absolutos. Desde el 1 de enero de 2016 han sido 1.726 los que han llegado, siendo 207 los que han permanecido y por lo tanto han pasado a alguno de los recursos de la Red de acogida.
Comparativa. En los años previos a la crisis económica el número de llegadas era muy alto: 156 menores en 2007 y 230 en 2008, pero nada comparable a las cifras de 2017 (561) y de 2018 (699). Hace una década hubo que habilitar de forma improvisada recursos de acogimiento residencial. Se llegaron a abrir ocho centros nuevos en 2008. Este año ha sido necesario el mismo número de recursos.
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