La llegada de un millar de inmigrantes en cayucos a las costas de Canarias durante los últimos tres días obligó ayer al Gobierno a adoptar una batería de medidas para intentar frenarla. Al término de una reunión de urgencia celebrada en La Moncloa, María Teresa Fernández de la Vega anunció que se va a reforzar de forma inmediata la vigilancia aérea y marítima de las fronteras con el África subsahariana. El dispositivo aeronaval, al que está dando los últimos toques Defensa y que estará operativo esta misma semana, incluye buques de la Armada y aviones – espía P3 Orión del Ala 11 del Ejército del Aire, así como efectivos de vigilancia marítima de la Guardia Civil.

>
La vicepresidenta explicó que el Ejecutivo va a contratar también un satélite para obtener información sobre la salida de embarcaciones desde las costas africanas. Al mismo tiempo reforzará la presencia del servicio de inteligencia en Mauritania, Senegal y Guinea y en países de tránsito para los inmigrantes, como Níger o Mali.

>
Con estas medidas, el Gobierno pretende tener más información para actuar «de una manera preventiva y disuasoria». Por último, llevará a cabo una «ofensiva diplomática» con el desplazamiento de diez diplomáticos a los países subsaharianos. En ese sentido, Fernández de la Vega aseguró que pronto se firmarán acuerdos para repatriar a «sin papeles», similares al suscrito con Mauritania, con otros países como Senegal, Níger, Cabo Verde, Ghana, Camerún y Guinea Bissáu.

>
Fernández de la Vega subrayó la importancia de las expulsiones en la política migratoria del Gobierno, porque «en España sólo va a haber inmigrantes regulares, y el que entre irregularmente antes o después va a salir». El control de la «terrible realidad» de la inmigración, dijo, es prioritario.