Se veía venir
Diario de Navarra, 16-05-2006AHORA se echan las manos a la cabeza y se reúnen con urgencia para intentar buscar soluciones, pero que los inmigrantes iban a llegar a miles estaba cantado.
No solo el PP denunció las carencias de una regularización que se había dejado muchos flecos atrás; también la UE criticó la forma en que se había hecho y alertó contra el efecto llamada que podría provocar, al mismo tiempo que advertía que no se fueran a pedir ayudas a Bruselas cuando la inmigración empezara a mostrar su cara menos amable. Hace años que se alertó sobre el problema y se ha llegado a un momento crítico sin que se hayan tomado medidas para atajarlo. No han servido los acuerdos con los países de origen para que controlaran mejor sus fronteras y tampoco se ha hecho efectiva la colaboración policial y judicial con esos países para actuar contra las redes mafiosas y de negreros. Se calcula que la mitad de los inmigrantes perecen en el intento y son tragados por el mar. Pero los que logran quedarse en España provocan que centenares de miles se preparen en el norte, centro y sur de África para hacer la travesía. A ellos hay que sumar latinoamericanos, asiáticos e inmigrantes de los países del Este de Europa, que llegan a miles en avión y autobús.
La ayuda al desarrollo de los países de origen parece la fórmula más adecuada, pero el Primer Mundo es más de palabras que de hechos, y a la hora de la verdad racanea para mandar dólares y euros a países con gobiernos corruptos donde la gente se muere de hambre porque no hay ninguna posibilidad de ganarse la vida porque no hay trabajo, ni proyectos, ni formación laboral. Para la mayoría de los inmigrantes, la huida de su país es sinónimo de supervivencia. Aunque tengan que caminar durante un año por selvas y desiertos para llegar a la costa, donde un desalmado les mete en un cayuco tras pagar un dinero que su familia ha tardado años en reunir.
Con un panorama así, no valen los «buenismos». Los que llegan conocen sus derechos, saben que una vez que pisan tierra española están salvados. Por eso emigran mayoritariamente a España, no a otros países de la UE. Y si antes cruzaban la frontera en busca de otros destinos, ahora se quedan, porque las autoridades españolas son más benévolas que las francesas, alemanas, belgas o británicas.
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