Bush enviará 6.000 guardias nacionales a la frontera con México para frenar la inmigración
El presidente de EE UU pedirá hoy al Congreso 1.900 millones de dólares para reforzar la seguridad en la zona
El País, 16-05-2006ampliar
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El presidente de EE UU, George W. Bush, ha anunciado esta noche en un mensaje televisado a la nación el envío de “6.000 efectivos” de la Guardia Nacional a la frontera con México para frenar el flujo de inmigrantes ilegales. El envío de soldados se enmarca dentro de un plan de 1.900 millones de dólares para reforzar la seguridad en la zona, tras admitir hoy que las autoridades de su país no tienen “el pleno control” de la misma.
“Todavía no tenemos un control pleno de la frontera y estoy decidido a resolverlo”, señaló Bush en el discurso. En el mismo, televisado a la nación desde el Despacho Oval de la Casa Blanca, el presidente estadounidense ha hecho un llamamiento al Congreso de su país para que asigne recursos destinados a financiar “mejoras sustanciales en la fuerza humana y en los sistemas tecnológicos en la frontera”.
El presidente aseguró que el despliegue se producirá en coordinación con los gobernadores de los estados afectados y de manera temporal, mientras se completa el adiestramiento de igual número de agentes de la Patrulla Fronteriza, el organismo encargado de vigilar la línea. Los soldados tendrán como misión ayudar a la Patrulla Fronteriza en la gestión de sistemas de vigilancia, el análisis de información de inteligencia, la instalación de barreras, la construcción de carreteras para las patrullas y el adiestramiento, afirmó Bush.
No podrán hacer detenciones
En ningún caso participarán en tareas de detención, que “corresponderán a la Patrulla Fronteriza”, dijo el presidente, quien quiso atajar así los temores a que los soldados estadounidenses se puedan convertir en meros agentes de la ley, una preocupación que habían expresado algunos legisladores. El despliegue también había suscitado el temor a que se hiciera permanente y la frontera quedara militarizada. El propio presidente de México, Vicente Fox, telefoneó a Bush el domingo para pedir garantías. El envío de soldados “no va a militarizar la frontera del sur”, aseguró Bush. “México es nuestro vecino y nuestro amigo. Seguiremos cooperando para mejorar la seguridad a ambos lados de la frontera”, afirmó.
El discurso del presidente coincide con la reanudación en el Senado del debate para una reforma completa del sistema migratorio, que incluye el endurecimiento de la seguridad en la frontera y la creación de un programa de trabajadores temporales que abre una puerta a la regularización de buena parte de los casi doce millones de inmigrantes indocumentados que se calcula que viven en EE UU.
Cinco objetivos
Bush, que admitió que hay que reconocer los problemas del actual sistema de inmigración, agregó que una reforma migratoria completa debe cumplir cinco objetivos. El primero, citó, es “reforzar la frontera” para que quede abierta a la inmigración legal pero se cierre a los “ilegales, criminales, narcotraficantes y terroristas”. Además de aumentar en 6.000 los agentes de la Patrulla Fronteriza, se construirán barreras de alta tecnología en corredores urbanos y se levantarán nuevas carreteras para patrullas, así como se emplearán “cámaras infrarrojas, sensores de movimiento y aparatos aéreos no tripulados para impedir los cruces ilegales”.
Bush expuso también la necesidad de tener un programa de trabajadores temporales que cree “una vía legal” para los que quieren entrar en EE UU “de manera legítima, por una etapa limitada de tiempo”. En tercer lugar, afirmó que los patrones deben responsabilizarse “de los trabajadores que contratan”. “Una reforma integral de la inmigración debe incluir un mejor sistema para verificar documentos y seleccionar a los trabajadores”, agregó.
Bush insistió en que no defiende “una amnistía” sino una manera de hacer frente a la realidad de los millones de inmigrantes indocumentados que ya tienen “profundas raíces” en EE UU, el cuarto paso de su estrategia. Estas personas deberán pagar una multa y demostrar su voluntad de convertirse en “buenos ciudadanos” para poder solicitar la ciudadanía, cuya aprobación “no será automática”. En quinto lugar, concluyó, los nuevos ciudadanos deben asimilarse y “abrazar nuestra identidad común como estadounidenses”, que incluye el dominio del idioma inglés.
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