Las mujeres nos jugamos mucho

Necesitamos un marco propio que nos permita, a todas las ciudadanas vascas, decidir sobre todas las cuestiones que nos interesan, en todos los ámbitos de nuestra vida..

El Diario, , 03-03-2019

Estamos a puertas de un 8 de marzo que se avecina único (e histórico como también lo fue el del año pasado y probablemente el del siguiente): por primera vez, el movimiento feminista de Euskal Herria convoca a las mujeres a una huelga feminista de 24 horas: refuerza así la convocatoria de paros del año pasado, dotándola además de un mayor contenido político. Tomando como punto de partida el diagnóstico de la situación de las mujeres en Euskal Herria, nos dirigen a los partidos políticos y a quiénes están en el gobierno una serie de reivindicaciones muy claras y relacionadas con la mejora de la vida diaria de miles de vascas.

Coincidimos con el movimiento feminista en la necesidad de que todas las mujeres deben poder decidir sobre sus cuerpos y territorios. Para eso, necesitamos un marco propio que nos permita, a todas las ciudadanas vascas, decidir sobre todas las cuestiones que nos interesan, en todos los ámbitos de nuestra vida. Creemos que el actual marco ni responde ni puede responder a ese legítimo derecho. Las últimas décadas nos han demostrado que el Estado Español no va a facilitar que se dé ese proceso democrático: el régimen del 78 y su falsa transición nos colocan en una situación particularmente negativa en un contexto internacional ya de por sí reaccionario. No solo no nos quieren dejar decidir sino que el avance arrogante, profundamente misógino, del neofascismo pretende dinamitar los pocos derechos logrados y, particularmente, hacer de las mujeres lo que quieran, vasijas, sirvientas, esclavas… Por todo eso, debemos apostar por procesos como la ponencia de autogobierno de la CAV, cuyas bases dan un salto cualitativo importante recogiendo la transversalidad de los principios feministas. Seguiremos apostando por este proceso y por el reto que supone hacer partícipe a toda la ciudadanía de su importancia. Asimismo, creemos que el cambio en Nafarroa debe seguir avanzando. Es absolutamente necesario seguir avanzando en el autogobierno: lo contrario será seguir viviendo reformas laborales, leyes de extranjería, mordaza, contra los derechos sexuales y reproductivos, recortes brutales en servicios públicos sociales para atender a niñas/os, personas mayores, en situación de vulnerabilidad, sistemas de justicia profundamente patriarcales, etc.; todos ellos precarizan, generan violencia, empeoran la calidad de vida y coartan la libertad de la mayoría de las ciudadanas vascas. Lo hemos visto de manera más lacerante desde el inicio de una crisis que las mujeres llevamos sufriendo muchísimo tiempo y lo estamos viendo últimamente de manera más preocupante con el avance de la extrema derecha española, con un claro afán recentralizador y que pretende despojarnos de las limitadas competencias y derechos conseguidos hasta ahora: pretenden, una vez más, hacer del cuerpo de las mujeres un campo de batalla.

Sabemos, por supuesto, que el contar con un marco propio de autogobierno es solo el punto de partida para poder construir una sociedad feminista. Como el propio movimiento feminista ha dicho, hace falta poner la sostenibilidad de la vida (la importancia de los cuidados para todas las personas, ya que todas somos, no lo olvidemos, interdependientes) en el centro y esto hace necesaria una reorganización social de los cuidados que haga de estos un eje transversal de las políticas públicas. Y exige también un cambio social profundo que supere roles y estereotipos de género que colocan a las mujeres en una posición de subordinación, que haga frente a otras discriminaciones como el racismo o la xenofobia, que eduque en relaciones igualitarias, sin violencias, etc.

Ante esta propuesta de cambio profundamente radical, porque va a la raíz, no todas tenemos las mismas responsabilidades: los hombres deben asumir la parte que les corresponde de los trabajos de cuidados y del hogar, y las instituciones la suya garantizando, entre otros, servicios públicos gratuitos, de calidad y suficientes para atender las crecientes necesidades de cuidados, recursos adecuados para hacer frente a la pobreza y vulnerabilidad social de las mujeres , una fiscalidad progresiva, redistribuidora y justa, medidas de conciliación y corresponsabilidad social realmente efectivas, pensiones y viviendas dignas para todas, recursos públicos integrales y efectivos contra todas las expresiones de violencias machistas, etc. Son políticas que precisan de un marco propio que permita la toma de decisiones de las personas allá dónde viven, en su territorio, dónde se concretan y llevan a la práctica.

Quiénes gobiernan, quiénes definen y aprueban leyes y políticas, quiénes las ejecutan tienen, sin duda, una responsabilidad mayor. Cuándo ponen en marcha políticas que precarizan y mercantilizan los trabajos de cuidados, que recortan ayudas sociales y criminalizan a quienes las solicitan, que benefician a grandes empresas en contra de la distribución de la riqueza, que plantean las medidas de conciliación con una lógica de mercado…están haciendo política para algunas mujeres , sí, pero para ese 1% de mujeres que está en la élite. Son políticas neoliberales que tienen como objetivo mantener el statu quo de esas mujeres , a costa de la mayoría: la justicia social de género brilla por su ausencia, obviamente.

Somos de izquierdas, nuestro feminismo debe estar y está con la mayoría de las mujeres , con las que tienen trabajos mal pagados y pocos derechos laborales; con las paradas, con las estudiantes que no ven futuro laboral digno y no se pueden emancipar; con las pensionistas que no pueden encender la calefacción en invierno; con las migradas que trabajan casi en situación de esclavitud como internas; con las madres que tienen que hacer malabares imposibles para hacerse cargo del hogar y las criaturas (sintiéndose además culpables); con las gitanas que son discriminadas diariamente; con las que sufren violencia sexual….Y somos soberanistas, y radicalmente democráticas: creemos que es el pueblo el que debe decidir, que las mujeres deben poder decidir sobre sus vidas.

Porque la lucha por la liberación de las mujeres , debe ser por todas, sin dejar ninguna atrás. Porque es necesario politizar la vida, porque las mujeres nos jugamos mucho; nos jugamos nuestras vidas, nuestro bienestar material, nuestra salud física y mental, en definitiva, nuestro derecho a vivir dignamente. Por todo eso, este 8 de marzo pararemos, saldremos a las calles y exigiremos que las vidas dignas estén en el centro de las políticas y de la sociedad.

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