El presidente de EE.?UU., George W. Bush, ultima un plan para reforzar la seguridad en la frontera con México y, según fuentes oficiales, no descarta la posibilidad de enviar a la zona varios miles de soldados de la Guardia Nacional.

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Aunque Bush no desvelará la incógnita hasta hoy, durante un discurso a la nación desde la Casa Blanca sobre inmigración, algunas autoridades y la prensa apuntan como probable que decida recurrir a los militares para controlar el paso de indocumentados por la frontera sur. Fuentes militares citadas por la CNN confirmaron que el Pentágono está barajando varias opciones para el despliegue de tropas en los estados de Tejas, Nuevo México, Arizona y California, los cuatro que limitan con México. Esos efectivos se encargarían de apoyar a las autoridades civiles en labores de vigilancia e inteligencia, y estarían bajo el control de los respectivos gobernadores de cada estado.

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Las fuerzas de la Guardia Nacional normalmente dependen de cada estado, aunque el presidente puede emitir un decreto para colocarlas bajo la autoridad federal, tal y como sucede en el caso de Irak y de Afganistán.

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Despliegue temporal

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Un portavoz del Departamento de Defensa adelantó el viernes que cualquier despliegue militar adicional en la zona tendría carácter estrictamente temporal, hasta que se complete la formación de otros agentes fronterizos civiles.

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Las tropas estadounidenses ya desempeñan un papel, muy limitado, de apoyo a la protección fronteriza, de la que se encarga el Departamento de Seguridad Nacional. Hay aviones espía militares no tripulados que llevan a cabo tareas de vigilancia a lo largo de la frontera y alrededor de un centenar de miembros de la Guardia Nacional que apoyan operaciones antidroga.

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La eventual ampliación de la presencia militar en esa zona ha provocado la reacción inmediata de la clase política que, por el momento, se encuentra dividida. El líder de la mayoría republicana en el Senado, Bill Frist, declaró a la CNN que estaría a favor de recurrir a la Guardia Nacional para garantizar la seguridad fronteriza, pero precisó que deberían ser los estados correspondientes los que tomasen la decisión.

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Sin embargo, al gobernador de California, el republicano Arnold Schwarzenegger, no le parece una buena idea. «Puede no ser la vía correcta» de afrontar el problema fronterizo, declaró, y se mostró partidario de que esa tarea recaiga en el Gobierno federal.

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Varios miembros del Comité de Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes han enviado una carta a Bush en la que le piden que reflexione antes de añadir una misión más a unos efectivos que, según ellos, ya están dando su máximo.

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Desde México no ha habido aún ningún comentario oficial, aunque el secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld y su colega mexicano, el general Gerardo Clemente Vega, tuvieron la ocasión este viernes de intercambiar puntos de vista al respecto.