A las 7.30 de la mañana, Manuel Romero ya anda recogiendo pimientos en la finca Los Matas, en la pedanía de El Mirador (San Javier). La vida de este inmigrante ecuatoriano transcurre entre estas hortalizas desde hace cuatro años. Vive y trabaja aquí. Cuatro horas de trabajo por la mañana y otras cuatro por la tarde, a 38 euros el jornal. «Tengo tres hijos y sólo uno vive conmigo; los demás están en mi país», cuenta Manuel con cierta nostalgia. Su objetivo es traer a toda su familia a España. Con todos sus papeles en regla, es un fiel empleado, y su empresario, Emilio Alfonso Martínez, lo ha hecho encargado. Tiene a otros once inmigrantes contratados. «No podría funcionar sin ellos», cuenta.