Nuevo origen, nuevo destino

ABC, 15-05-2006


TEXTO: BERNARDO SAGASTUME FOTOS: EFE

SANTA CRUZ. Más de mil inmigrantes clandestinos en pocos días de marzo y otro tanto durante este fin de semana han puesto de manifiesto no sólo el cambio en las rutas por las que llegan desde la costa africana las embarcaciones precarias con subsaharianos sino que también somete a una nueva prueba la capacidad de acogida de las Islas, especialmente, en aquellas zonas que no están preparadas, por no ser destino acostumbrado, a recibir una oleada de tales características.

Prueba de ello es el nuevo paradigma al que se enfrenta el sur de Tenerife. Los cayucos que llegan – desde Mauritania primero y desde Senegal en los últimos días – a las aguas meridionales de la isla son remolcados al puerto de Los Cristianos, donde la Cruz Roja ha debido montar un operativo semipermanente para poder dar ayuda a los «sin papeles» que son rescatados por Salvamento Marítimo cuando tocan tierra.

Allí se les asiste, después de una travesía que puede durar días y en la que están sometidos no sólo a las zozobras de verse en una embarcación tan elemental, sino también a la falta de alimentos y agua, sumada a la acción continuada del sol, del agua de mar y de los vapores de la gasolina.

La organización humanitaria anunciaba el sábado que disponía en sus depósitos de unos 3.000 kits de indumentaria de los que se brindan a los recién llegados. La cifra en un momento pareció suficiente, pero de mantenerse este ritmo quizás no lo sea tanto. La labor de la Cruz Roja y de los profesionales del Servicio de Urgencias Canario (SUC) es incansable, pero no deja de poner de manifiesto que la zona sur de Tenerife ha debido improvisar medios ante la nueva situación, algo que, por ejemplo, la diferencia de Fuerteventura o Lanzarote, que durante años han sido el destino de las pateras llegadas desde el norte de África.

La Comisaría del sur, a tope

Una situación similar enfrenta la Comisaría de Playa de Las Américas del Cuerpo Nacional de Policía. Ya desde la danza frenética de números que comienza en cada una de estas jornadas con avalanchas de cayucos hasta las versiones que en ocasiones circulan sobre el estado de salud en que se encuentran los inmigrantes alojados allí, esta dependencia policial ha debido adaptarse a una situación novedosa y para la que no estaba preparada.

Su máximo responsable, el comisario Luis Carrión, se resistió ayer a dar con exactitud una cifra de cuántos «sin papeles» se encuentran en las dependencias policiales, pero tuvo que reconocer que son «bastantes». Muchos de ellos se ubican en los bajos del edificio, en unos garajes cuyo suelo ha debido de ser cubierto con cartones sobre los que se ponen colchonetas. Incluso, tras el fin de semana pasado, a algunos de ellos no les ha tocado otro destino que el de los simples calabozos.

La Policía Nacional es el único cuerpo de seguridad con competencia para tramitar las gestiones de extranjería relacionadas con el expediente de expulsión a su país de origen una vez que los inmigrantes tocan tierra. En la comisaría pueden estar un máximo de 72 horas mientras decide sobre su destino la autoridad judicial. Para agilizar esto, en el fin de semana un juez se trasladó a la dependencia policial para tomar declaración a los recién llegados.

Desde allí se los destinaba a los centros de internamiento de Hoya Fría, en Tenerife, o de El Matorral, en Fuerteventura. Pero, al estar estos ya con la capacidad sobrepasada, la Delegación del Gobierno se vio obligada a dar la orden de que se vuelvan a montar en los acuartelamientos militares las tiendas de campaña que en la crisis de marzo dieron acogida a los inmigrantes.

Los cayucos, otro problema

Otro aspecto novedoso que ha debido enfrentar la comunidad del sur de la isla es el de la acumulación de cayucos en el puerto de Los Cristianos. Un muelle que suele usarse para la conexión con La Gomera o con fines turísticos se vio ante la inusual presencia de estas barquillas de origen mauritano o senegalés, que llegaron a ser más de veinte y despertaron la inquietud de los comerciantes y vecinos de la zona.

La solución llegó de la mano del Ayuntamiento, que debió intervenir para que se agilizara la retirada de los cayucos, que hoy duermen en un depósito a la espera de ser destruidos.

También es nueva la situación en La Gomera, que ayer recibió a 105 inmigrantes – entre ellos, varios menores – que fueron alojados en el patio de la sede de la Delegación insular del Gobierno. Hacia las últimas horas de ayer se esperaba que fuesen trasladados al muelle de San Sebastián, donde un barco de Salvamento Marítimo les llevaría al sur de Tenerife para iniciar los trámites de repatriación.

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