Bush anuncia tropas para sellar la frontera con México
Gara, 15-05-2006WASHINGTON
El presidente de EEUU, George W. Bush, ultima el discurso sobre inmigración que ofrecerá hoy desde la Casa Blanca, el primero sobre un asunto nacional, y en el que podría anunciar el envío de 10.000 soldados a la frontera con México.
En declaraciones a la cadena de televisión CNN, Stephen Hadley, consejero de Seguridad Nacional, aseguró que Bush está escuchando consejos y barajando ideas, entre las que se incluye la posibilidad de ampliar la presencia de la Guardia Nacional en la frontera.
Horas antes, el Senado iniciará el debate de un proyecto de ley, promovido por los republicanos Chuck Hagel y Mel Martínez, que abre la posibilidad a la regularización de parte de los inmigrantes sin papeles (12 millones), dependiendo de los años que lleven en EEUU y de otros requisitos.
Criminalización y muro
La delantera la lleva la Cámara de Representantes, que en diciembre pasado, con el impulso de congresistas republicanos como Tom Tancredo (Colorado) y James Sensenbrenner (Wisconsin) una ley que convierte a todos los inmigrantes sin papeles en criminales y prevé la construcción de un muro de 3.200 kilómetros en la frontera de EEUU con México.
La Cámara Baja rechazó una propuesta de Bush de otorgar un estatus temporal para los inmigrantes sin papeles que se encuentran en EEUU y tienen un empleo.
La ofensiva de Bush con la reforma migratoria se produce cuando su popularidad está por los suelos. Por ello, a nadie sorprende que Bush, criticado por no invertir suficiente capital político en ese tema, ahora se lance de lleno a defender un programa que presentó en enero de 2004 pero que entonces no despertó mucho interés en el Congreso.
Bush tiene en cuenta el caudal electoral de su propuesta los hispanos deciden en los últimos años quién llega a la Casa Blanca y las demandas del sector privado, que depende en gran medida de la mano de obra barata inmigrante.
Con su propuesta de militarizar la frontera difícil de realizar y escasamente efectiva, buscaría neutralizar las críticas a sus planes sobre inmigración por parte de los sectores republicanos más ultras, visibles en el Congreso.
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