Un nuevo competidor en el escaparate

Uno de cada cuatro bazares en España es propiedad de la comunidad china. La presencia de este tipo de establecimientos empieza a ser notable en Gipuzkoa

Diario Vasco, 14-05-2006

SAN SEBASTIÁN. DV. La globalización está llamando a las puertas del pequeño comercio guipuzcoano. Basta echar un vistazo en algunos barrios para percatarse de que entre las tiendas tradicionales, «las de toda la vida», se han colado establecimientos en los que se habla chino, marroquí o indio. Hay sucursales bancarias que se han convertido en bazares orientales o pequeñas relojerías donde ahora se vende comida pakistaní. El sector minorista se encuentra en plena transformación, debido sobre todo a la incorporación de los inmigrantes como empresarios en este mercado.

Entre los distintos colectivos destaca la presencia de la comunidad china, que es propietaria del 26% de los bazares y tiendas de conveniencia – aquellas que abren a cualquier hora del día – en España. Así se desprende de un informe realizado por la consultora Quota Research para el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio. En Euskadi, ya hay unos seiscientos locales de estas características, lo que equivale al 2% de los comercios vascos, y se espera «un crecimiento exponencial» para los próximos años, en palabras del viceconsejero de Comercio, Rodrigo García.

La comunidad china se introdujo en el mercado en los años noventa a través de los restaurantes de comida. Luego penetraron en otros sectores económicos y ahora proliferan los bazares orientales, que comienzan a sustituir a los clásicos todo a cien, una denominación ya en desuso debido al cambio de moneda. El precio de sus productos es el principal reclamo, además de la variedad de la oferta, desde textiles hasta alimentación. Eso sí, en muchas ocasiones ese bajo coste se traduce en una baja calidad del producto, según destaca el informe del Ministerio.

De momento, su implantación en el territorio guipuzcoano se concentra en los grandes núcleos de población. En Donostia, por ejemplo, hay 32 comercios en activo cuyos propietarios son originarios del país oriental, de un total de casi 25.000 tiendas, según datos del área de Comercio donostiarra. El Ayuntamiento ha recibido además otras 64 peticiones de esta comunidad para abrir un establecimiento a lo largo de este año – la mayoría, bazares – . Para Enrique Ramos, concejal de Comercio de Donostia, la proliferación de estas tiendas «es una consecuencia inevitable de la globalización» que por ahora «no preocupa» a las autoridades municipales, «siempre y cuando los establecimientos cumplan con las obligaciones legales al igual que el resto de comerciantes y ciudadanos».

Los bazares y tiendas de conveniencia de Euskadi se regulan a través de la ley vasca de actividad comercial, en la que se establece la libertad de horarios para los establecimientos de menos de 400 metros cuadrados. Los propietarios pueden, por lo tanto, establecer el horario de apertura y cierre, así como los días festivos y el número de horas semanales en los que desarrollar su actividad. Eso explica que la mayoría de los comerciantes chinos opten por abrir sus locales «a todas horas», lo que levanta en ocasiones las sospechas del gremio y también de los consumidores.

«Mucha leyenda urbana»

«Hay mucho tabú y mucha leyenda urbana», aclara García. «Algunos comerciantes se quejan de no poder competir en estos aspectos, pero la verdad es que los comercios chinos no están incumpliendo ninguna norma». Según la encuesta del Ministerio de Comercio, los bazares abren entre 8 y 10 horas todos los días excepto los domingos y festivos, mientras que las tiendas de conveniencia, más de 12 horas todos los días de la semana. Respecto a la organización de la jornada laboral, siete de cada diez locales visitados no realizan turnos de trabajo, lo que quiere decir que los empleados permanecen en la tienda desde su apertura hasta su cierre, sin hacer relevos con otros compañeros.

Los comerciantes encuestados por Quota Research ponen en duda también el cumplimiento de las obligaciones fiscales y laborales por parte de los propietarios de bazares. Según apuntan, «la principal ventaja de estos comercios es que no tienen costes laborales porque en el negocio trabaja toda la familia y eso les permite hacer lo que quieren». El viceconsejero de Comercio no comparte esa opinión: «No se puede generalizar. Casi todos cumplen con la normativa. Lo que ocurre es que tienen otra cultura empresarial».

Pese a las explicaciones, las asociaciones de comerciantes reclaman un incremento de las inspecciones a este tipo de locales. Algunos proponen incluso una norma específica para regular la instalación de bazares. Rodrigo García aclara que desde el Gobierno Vasco «no se van a hacer distingos» a este respecto, sino que continuarán con los controles «comunes a todo el sector». Lo que sí se plantea el Ejecutivo autonómico es modificar la normativa para limitar los horarios de apertura para los comercios de más de 150 metros cuadrados, frente a los 400 que ahora están permitidos. La Consejería de Comercio también pide una mayor coordinación entre todos los agentes implicados para «seguir con el exhaustivo control» a los bazares, que supuso el pasado año más de 4.000 actuaciones.

Aunque las autoridades se resisten a hablar de preocupación, parte del sector comercial sí se siente «amenazado» ante el incremento de bazares. La presidenta de la Federación Mercantil de Gipuzkoa, Teresa Cormenzana, habla incluso de «competencia desleal» y de «empobrecimiento comercial». «Al desaparecer el pequeño comercio tradicional se pierde la riqueza de los barrios. Nosotros – en referencia al comercio tradicional – no podemos ni deslocalizar ni globalizar, lo que provoca agravios comparativos».

Calidad y especialización

Desde la asociación Dendass, que agrupa a la mayor parte de comerciantes de Donostia, reconocen que la proliferación de este tipo de comercios «transmite la sensación de destrucción del tejido urbano», en el sentido de que «muchos propietarios se desentienden del barrio y sólo se preocupan por su actividad y beneficios económicos», apunta María Jesús Frías, vicepresidenta de la mencionada entidad. Pero de momento, los socios de Dendass aseguran no sentirse inquietos.

Cormenzana y Frías defienden la especialización y la calidad del producto como ventajas frente a los nuevos competidores. En esta misma línea se postulan tanto el Gobierno Vasco como el Ayuntamiento donostiarra. «Hay que mantener las actuaciones a favor del comercio tradicional», recalcan desde la Consejería de Comercio, que el pasado año destinó 20 millones de euros en concepto de ayudas al pequeño comercio. Para Ramos, del consistorio donostiarra, «el comercio guipuzcoano mantiene una orientación muy diferente» al de los bazares y tiendas de conveniencia, aunque reconoce que el escaparate futuro del sector «tendrá que hacer un hueco a otros comerciantes».

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)