La declaración final de la XII Conferencia de Interior del Mediterráneo Occidental (CIMO) incluye el compromiso de los diez países miembros a cumplir los convenios de readmisión de emigrantes firmados entre ellos, así como la recomendación de que firmen otros nuevos. El texto resultante de las reuniones mantenidas entre los países del sur de Europa y el norte de África pretende combinar la lucha policial contra la inmigración clandestina con la voluntad de ayuda a los países de origen de los irregulares.

Tanto el ministro del Interior francés, Nicolas Sarkozy, como su homólogo español, Alfredo Pérez Rubalcaba, destacaron el valor de esta cumbre, en la que se acordó que el regreso de los inmigrantes irregulares a su país de origen pueda incluir ayudas económicas. Asimismo, las devoluciones deberán realizarse con escrupuloso respeto a los derechos humanos.

En el plano operativo se estudiará la viabilidad de instaurar un sistema de control de las fronteras marítimas en el Mediterráneo y de las fronteras terrestres. El intercambio de información para acabar con las redes que trafican con personas y la propuesta española de articular medidas solidarias en el caso de que uno de los países sufra un flujo masivo de inmigrantes completan el capítulo de medidas operativas acordadas en la cumbre.