?a unidad especializada en extranjeros de la policía nacional de A Coruña culminó una operación contra la falsificación de carnés de identidad portugueses destinados a brasileños indocumentados.

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Los agentes detuvieron a cuatro personas que supuestamente elaboraban los carnés y los vendían a inmigrantes sin papeles de toda España. Fuentes policiales explicaron que los DNI portugueses falsificados son esenciales para los ciudadanos brasileños que no tienen posibilidad de regularizar su situación, ya que los ayudarían a circular libremente por la UE. O este era, al menos, uno de los argumentos que utilizaba la banda para comercializar los carnés de identidad.
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Los agentes sospechan que la red filtró ese bulo en las zonas en las que se asentaban comunidades brasileñas, donde la banda se embolsó grandes cantidades gracias a la falsificación de los documentos, por los que cobraba 2.500 euros la unidad.
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Las actividades de la banda se hicieron pronto populares y, según sospechan fuentes de la investigación, el grupo pudo vender una gran cantidad de células de identificación gracias al boca a boca. De hecho, una de las cuentas en las que ingresaban parte de los beneficios del negocio presentaba una suma elevada de dinero.

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Dos parejas brasileñas

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Los agentes creen que la banda de falsificadores estaba compuesta por las dos parejas detenidas, que actuaban desde Lugo, donde tenían fijada su residencia. Los arrestados son J.?A.?D.?C., de 43 años, al que se imputa un delito de falsedad documental y estafa; la joven de 22 años V.?D.?S.?O., a la que acusan de falsedad documental y estancia irregular; L.?G.?D.?S. de 23 años, que será acusado de los mismos cargos que la anterior, y la joven S.?V.?B., de 18 años, sobre la que sólo pesa, en principio, un presunto delito de estancia irregular en el país.

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Uno en prisión

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Para J.?A.?D.?C., el juez que lleva el caso ha decretado el ingreso en prisión, pero el resto están en libertad con cargos. Además, la joven de 18 años, compañera sentimental de uno de los acusados, sólo tendrá que responder por la infracción de la ley de extranjería.

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Los agentes creen que la organización llevaba al menos un año en esta actividad. Las investigaciones comenzaron en diciembre, tras conocerse que los clientes del grupo, todos brasileños, pagaban 2.500 euros por cada documento de identidad falso. Los destinatarios eran también ciudadanos de brasil, y uno de ellos llegó a presentarse en la oficina de Extranjeros de Lugo con un documento falso, lo que fue detectado por los investigadores. El cabecilla del grupo tenía seis cuentas bancarias con grandes sumas de dinero, una de ellas con más de 20.000 euros.