Un neonazi belga mata a tiros a una mujer negra y a una niña

La Voz de Galicia, 13-05-2006

?a sociedad belga asiste estupefacta desde hace semanas a un preocupante rebrote de la violencia xenófoba que el pasado jueves tuvo en la ciudad portuaria de Amberes, a sesenta kilómetros al norte de la capital, Bruselas, un nuevo y trágico episodio. Un joven, a quien la prensa local vincula con la extrema derecha y que confesó a la policía el móvil racista de su crimen, mató a una muchacha negra de Mali y a la niña blanca a la que ésta cuidaba, a quienes tiroteó con una escopeta en una calle del centro a plena luz del día.

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El chico, vestido íntegramente de negro y con estética de cabeza rapada, tuvo tiempo para descerrajar otro tiro a una mujer de origen turco antes de que un policía le disparara a él en el estómago para reducirlo. Pese a la gravedad de sus respectivas heridas, los médicos aseguran que ni la vida de la mujer turca ni la de su agresor corren peligro.
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El muchacho, Hans Van Themsche, tiene 18 años y es miembro de una familia muy ligada al núcleo más duro del Bloque Flamenco, una formación de ultraderecha que se ha convertido en el segundo partido de la región flamenca del país y en el más votado en Amberes. Sus responsables, compañeros de militancia del padre y de una prima de Hans, se apresuraron ayer a desvincularse del suceso, pidiendo para el chico «la pena más dura que contemple la ley».
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Pese a lo sangriento de su actuación, Hans no ha mostrado signo alguno de arrepentimiento, ni siquiera cuando el fiscal lo interrogó por la suerte de la pequeña que llevaba en brazos la cuidadora a la que disparó: «La niña estaba en el momento inadecuado en el sitio equivocado», se limitó a contestar con frialdad el joven neonazi, quien acababa de adquirir el arma y la munición y quien había detallado en una carta que dejó en su casa su intención de matar a cualquier persona de otra raza que se cruzara ese día en su camino.

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Manifestación

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Centenares de personas se manifestaron ayer en Amberes en una silenciosa marcha contra el racismo, similar a la que se desarrolló hace menos de un mes en Bruselas tras la muerte en la concurrida Estación Central de metro y ferrocarril de otro adolescente, a quien dos jóvenes acuchillaron sin mediar palabra para robarle su reproductor MP3.

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La policía acusa de aquel crimen a dos chicos polacos, pero algunos medios atribuyeron en un principio su autoría a dos menores de origen africano, lo que desató una ola de incidentes racistas que, a fecha de hoy, aún no ha sido desactivada. El primer ministro belga, el liberal flamenco Guy Verhofstadt, advirtió ayer que el tiroteo de Amberes es un ejemplo «de lo que puede producir un clima de intolerancia».

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