George W. Bush tiene previsto hablar el lunes desde el Despacho Oval para apoyar la reforma de las leyes de inmigración tras el acuerdo que lograron anteayer los senadores republicanos y demócratas, que desbloquea el pacto al que se llegó hace un mes para elaborar una ley que resuelva la situación de los 12 millones de trabajadores indocumentados y que refuerce la vigilancia en la frontera. El proyecto, cuyos detalles empezarán a debatirse el lunes, se basa en un programa de legalización que beneficiará sobre todo a los que lleven en EE UU más de cinco años. Ese 60% de indocumentados alcanzará la legalidad y se pondrá en el camino de la ciudadanía tras pagar una multa y ponerse al día en los impuestos. Los que lleven de dos a cinco años (unos tres millones) tendrían que salir de EE UU y volver a entrar con un estatus de trabajadores temporales. Los que llegaron después de 2004 (entre uno y dos millones) tendrían que volver a sus países y solicitar un visado temporal. El siguiente reto será conciliar este proyecto de ley con el que la Cámara aprobó en diciembre, que planteaba la construcción de una verja de más de 1.000 kilómetros en la frontera con México.