Un magrebí sin papeles, que por las mañanas vende CD piratas y por la noche se rompe la cara en los cuadriláteros por un puñado de euros (que le racanea un promotor sin entrañas), sueña con el combate del millón que le saque de la miseria personal y del desprecio social… Esta es la sugerente trama, con regusto a million dollar, del telefilme Omar Martínez, producción valenciana que TV – 3 estrenó el pasado miércoles y que, además del interés que podía despertar el guión, llegaba avalada con siete Premis Tirant (que vienen a ser los Oscar en versión che).
Pero tras la emisión del telefilme quedó claro que los Tirant deben de estar hechos de cañas y barro, que lo difícil no es tener una buena idea, sino plasmarla en imágenes – – sin destrozarla – – y que los doblajes al catalán, políticamente obligados, son tan forzados que llegan a ser insufribles.
El principal problema de Omar Martínez es que no hay quien se trague lo que cuenta. Para empezar, es increíble el catalán impoluto con el que se expresa el personaje principal (el voluntarioso actor marroquí Younes Bachir), y también está cogido por los pelos el manido triángulo amoroso entre los protagonistas (Bachir, Àlex Brendemühl y Natasha Yarovenko). El único que da la talla en su papel de promotor despiadado es Pepe Sancho, actor que se ha ganado un prestigio como malo de película, y sinvergüenza de televisión, gracias a Cuéntame…
Pero pese a la trama deslavazada y la indefinición de los personajes, Omar Martínez volvió a demostrar que en la tele hay espectadores para todo. Aunque la victoria del Sevilla en la UEFA arrasó en TVE – 1, y Hospital Central (T – 5) rebañó lo que quedaba, el telefilme de TV – 3 logró enganchar a una media de 184.000 personas; una audiencia flojita, sí, pero que llena dos Camp Nous. Así, Omar Martínez ha logrado el mismo resultado que el combate con el que se cierra la historia: un nulo.