Caldera acusa, sin citarlos, a las ONG, al PP y a EL MUNDO de falsear la cifra de 'sin papeles'

El Mundo, 12-05-2006

¿Un millón de sin papeles en España? «No es cierto.Pido rigor. Lo que ha publicado un medio de comunicación, secundado por un partido político, es inadecuado. Se miente deliberadamente.Es intolerable. ¿Qué me quiere decir, que se computa también a los hijos menores de edad? Es indignante». A Jesús Caldera casi se le atraganta ayer el desayuno tratando de desmentir los informes de las tres ONG que alimentaron la información de EL MUNDO el pasado domingo. El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales extendió al PP su acusación de falsedades premeditadas. Pero no se atrevió a citar expresamente a este periódico, ni a sus fuentes publicadas, ni al principal partido de la oposición.


Ocurrió durante un desayuno informativo organizado por Europa Press en el madrileño Hotel Villa Magna, que se convirtió por dos horas en una habitación con vistas a las cumbres del país: ministros, secretarios de Estado, diputados, empresarios, embajadores, millonarios. Y periodistas.


EL MUNDO contó el domingo que, un año después del proceso extraordinario de regularización, cerca de un millón de inmigrantes vive aquí sin papeles. Según cifras oficiales, el 7 de mayo de 2005 había en España 1.350.000 extranjeros empadronados e indocumentados.Un año después, según el Ministerio de Trabajo, se han regularizado casi 600.000. O sea, quedarían más de 700.000 sin papeles.


Pero a esa cifra hay que sumar los no empadronados y los que han ido llegando de forma clandestina. Si las proyecciones estadísticas oficiales se hubieran cumplido, el número de empadronados este año habría aumentado en 500.000 personas. Sin embargo, entre 2003 y 2005, y debido a la dureza de la Ley de Extranjería, la cifra de empadronados ha sido menor.


Así que las últimas estimaciones de organizaciones como Médicos Sin Fronteras o SOS Racismo hablan de un millón de inmigrantes irregulares a día de hoy.


Incluso la Ferine (una federación de asociaciones de inmigrantes) habla directamente de 1.300.000, cifra a la que se acogió el PP un día después de la publicación de la noticia en este periódico.


En cambio, ayer, Jesús Caldera apartó un rato su sonrisa mediática para fruncir el ceño: «La cifra de 1.300.000 corresponde a los hijos de inmigrantes que aún no están en edad de trabajar y a las personas mayores. ¿Es que si un chico de 14 años que figura en el padrón no tiene permiso de trabajo es un irregular? Es intolerable».


«Estamos esperando que el Instituto Nacional de Estadística (INE) depure los datos del padrón. El INE ha exigido el reempadronamiento, ya que tiene constancia de que muchos de los que se empadronaron el año pasado ya no viven aquí», sostuvo el ministro.


Jesús Caldera redondeó su tesis asegurando que el número de sin papeles que entran en España «está descendiendo de forma notoria en los últimos meses».


Fue una de las pocas concesiones que hizo al costado social de su Ministerio. Ayer, Caldera quería hablar del otro lado, de Trabajo, de la flamante reforma laboral. Pero algunas de las preguntas de los presentes que el moderador del encuentro – el director de Europa Press – le hizo llegar tenían que ver con la inmigración o la Ley de Dependencia. «Esta ley no invade competencias.Si yo atendiera a los requerimientos de PNV o CiU, no habría ley».


Al acto del Villa Magna acudieron también algunos herederos del televisivo Caiga quién Caiga. Antes de su intervención, Caldera no tuvo problema alguno en hablar varios minutos con una reportera de La Noche Hache, a la que contestó con toda la soltura de su simpatía catódica. Pero después del acto, no tuvo ni un instante para las demás televisiones, ni las agencias, ni los periódicos…


- Ministro, ¿qué postura tiene ante el debate sobre la legalización de la prostitución?, preguntamos a la carrera en el pasillo lujoso del Villa Magna.


- Ninguna, dijo Jesús Caldera con cara de fastidio.


- ¿No tiene ninguna opinión sobre ese asunto?


- Ninguna, ninguna, contestó mirando para otro lado y acelerando el paso.

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