Una fábrica francesa «suministra» los cayucos a las mafias de la inmigración

ABC, 11-05-2006


ERENA CALVO

LAS PALMAS. Las mafias marroquíes de la inmigración continúan en Marruecos y Mauritania, pero se están desplazando cada vez más hacia Senegal, en la parte más occidental del continente africano, y otros puntos como Níger o Cabo Verde. Esta afirmación pertenece a un portavoz de la Conferencia Española de Policía (CEP), el experto en inmigración Rodrigo Gavilán, que aseguró ayer en declaraciones a ABC que el cambio en las rutas de los cayucos a Canarias «no está condicionado sólo por el blindaje de las costas marroquíes y mauritanas, sino también por la ampliación de su propio mercado».

De hecho, aseguró, esas mafias controlan «alguna fábrica de cayucos con capital francés instalada en Senegal hace años».

Esta fábrica, «que produce las embarcaciones de fibra óptica que emplean los mauritanos para pescar», ha comenzado a construir cayucos de más de treinta metros – normalmente tienen entre 15 y 20 – , para «lanzar grupos más numerosos de inmigrantes desde más escenarios del continente».

El delegado del Gobierno en las Islas, José Segura, confirmaba este martes también que Senegal, junto a Níger, se ha convertido en punto de origen de las embarcaciones que parten hacia Canarias – de allí podrían haber salido algunos de los 500 subsaharianos que han arribado a Canarias en los últimos días – . Y anunciaba que el Ejecutivo central ya está trabajando con estos países para atajar la situación antes de que se agudice allí el fenómeno.

De esta manera, los esfuerzos diplomáticos de España se estarían dirigiendo a evitar que se repita la misma situación que en Mauritania. Desde donde miles de inmigrantes de irregulares partieron entre mediados de enero y marzo – concentrándose la mayor oleada en febrero – hacia el archipiélago.

Tampoco hay que descartar Cabo Verde como «lanzadera»de inmigrantes. En algunas ocasiones «sirve como lugar de paso» para algunas de las embarcaciones. Fuentes oficiales caboverdianas aseguraban este lunes que se había interceptado una barquilla «a la deriva», en las proximidades de Isla Brava, con más de sesenta indocumentados a bordo y «que se dirigían hacia Canarias». Llevaban cuatro días «sin comer ni beber», según los mismos informadores que afirmaban además que los irregulares interceptados pertenecían a «Senegal, Guinea Bissau y Gambia».

Sin embargo, Senegal, sobre todo Saint Louis, y Cabo Verde, han sido desde siempre puntos de partida de los inmigrantes; aunque «no en masa» como ahora, señalan fuentes policiales.

En este sentido, el cónsul de Senegal en Canarias, Alberto Van Bockel, reconocía que el país «no está preparado actualmente para hacer frente a esta situación. Aunque valoró que las autoridades senegalesas «seguro sabrían activar rápidamente un mecanismo de respuesta si se precisase; el Gobierno ha cambiado mucho en cinco años».

Lo cierto es que la situación en la ciudad mauritana de Noadibú ya es de total normalidad, explicaba a este periódico Jaime Bará, responsable de Cruz Roja en África. «Ya no hay inmigrantes retenidos en los centros habilitados», siete en total. El «problema» es la gran población flotante de Mauritania, «más de diez mil subsaharianos», candidatos para emprender un largo viaje hacia mejores oportunidades.

Situación que se repite en Senegal, también con un elevado número de inmigrantes de otras zonas de África. En este sentido, el delegado del Gobierno en Canarias apunta que la república islámica está negando la entrada de entre 1.000 y 1.500 personas al mes. «Son subsaharianos que tratan de penetrar en el país para alcanzar la costa y poder optar a un cayuco para abandonar el continente abrumado por el hambre y una situación política inestable».

Otra medida que, según el delegado, pondrá en marcha Mauritania es la de repartir licencias de pesca para que sólo los cayucos autorizados puedan salir a navegar.

«Remolcan a los cayucos»

En el caso de Senegal, relata Rodrigo Gavilán, también tienen que emplear barcos nodriza cuando «las condiciones climáticas no juegan a su favor». Hipótesis que sostienen también miembros del Ejecutivo canario que aseguran tener pruebas y que ha sido reiteradamente negada por el delegado del Gobierno.

Estos barcos transportarían a los inmigrantes desde las costas africanas – desde Senegal la distancia es de 1.500 kilómetros – , y los soltaría a unos 40 kilómetros de las islas; distancia que recorrerían por su cuenta. Por eso, «llegan en perfectas condiciones muchas veces, algo increíble si tenemos en cuenta los días de navegación, muchas veces con unas pésimas condiciones climatológicas y el Océano revuelto».

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