El primer ministro de Australia, Scott Morrison, criticó hoy las declaraciones racistas del polémico senador independiente Faser Anning, que participó este sábado en un marcha organizada por el grupo de ultraderecha Frente Patriótico Unido contra la inmigración musulmana y sudanesa.

Morrison recriminó a Anning, que pidió vetar la entrada “a musulmanes y sudaneses” o “expulsarlos” si comenten un crimen, que se asocie con “puntos de vista racistas ofensivos y extremos”, en declaraciones recogidas por los medios locales.

“Los australianos no se oponen a la inmigración ni son racistas. Las preocupaciones genuinas de los australianos son sobre los niveles de inmigración, el control de fronteras o la ley y el orden, lo que no debe ser usado para encubrir o promover agendas racistas y de odio”, zanjó el jefe del Gobierno.

El senador del estado nororiental de Queensland argumentó que participó en la marcha, según él junto a trabajadores y ciudadanos de a pié y donde algunos participantes hicieron el saludo nazi, debido a las preocupaciones en torno a la expansión en Australia de las actividades delictivas de las “pandillas sudanesas”.

Los ultraderechistas achacan a la migración musulmana y más concretamente a la sudanesa una serie de robos y agresiones sucedidos en la sureña ciudad de Melbourne y presuntamente perpetrados por bandas juveniles.

Según cifras de la Agencia de Estadísticas Criminales del estado de Victoria, cuya capital es Melbourne y en donde reside una gran parte de los inmigrantes africanos, el 71 por ciento de las agresiones son cometidos por personas nacidas en Australia.

“Las cifras dicen que las minorías étnicas perpetran muy pocos de los crímenes en comparación con otras poblaciones (…) una vez más volvemos al discurso político cuando, al final del día, Australia es uno de los países más seguros del planeta”, dijo a Efe el criminólogo de la Universidad de Macquarie, Rolando Ochoa.