Fue precisamente el Día del Trabajo, el pasado 1 de mayo, cuando agentes de la Policía Local de Valencia detectaron “una gran actividad laboral” en un taller de confección situado en el barrio de Campanar.

Según fuentes policiales, los trabajadores del local, situado entre las calles Arturo Ballester y la avenida Maestro Rodrigo, estaban “en plena producción”, algo anómalo en un día festivo y en un negocio como ese. A los policías les llamó la atención un hecho: había numerosas máquinas de coser y pequeñas cocinas.

Ante estos detalles sospechosos, los agentes del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) se pusieron en contacto con la Policía Nacional y con la Inspección de Trabajo. A las 9.30 horas de ayer, se produjo la inspección del establecimiento junto con personal del Ayuntamiento.

La policía comprobó que el taller consta de cuatro bajos contiguos con una superficie de 440 metros cuadrados. Unos 30 empleados de origen chino se dedicaban a confeccionar ropa y planchar. Había 25 máquinas de coser, dos planchas industriales, hornillos y paquetes de arroz.

De forma incesante

Según fuentes policiales, los ciudadanos orientales “trabajaban de manera incesante y se alimentaban en el lugar con arroz”, de lo que se deduce que eran víctimas de explotación laboral.

Los especialistas de la Unidad Contra las Redes de Inmigración y Falsificaciones (UCRIF) detuvieron a siete de los trabajadores del taller que carecían de documentación. El Negociado de Actividades del Ayuntamiento de Valencia levantó varias actas por salubridad e higiene. Además, la Inspección de Trabajo ha solicitado al responsable del taller las nóminas y contrartos de los empleados.

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