Austria convierte su política contra la inmigración en una prioridad de la UE
El Periodico, , 19-12-2018Luis Lidón
El Gobierno de derechas de Austria ha centrado su semestre al frente de la Unión Europea (UE) en la lucha contra la inmigración ilegal, una de sus obsesiones, hasta el punto de abandonar el Pacto Mundial sobre Migración de la ONU cuando lidera el bloque comunitario.
Sebastian Kurz, canciller y jefe del Partido Popular austríaco, llegó al poder hace un año tras una campaña electoral centrada en mensajes contra la inmigración y en favorecer a los austríacos frente a los extranjeros, después de que el país recibiera a unos 150.000 refugiados desde 2015, lo que equivale al 1,5 % de su población.
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Kurz, de 32 años, y que ganó las elecciones con mensajes como “quienes no ponen límites claros a la inmigración pronto se sentirán extranjeros en su propio país”, cerró un acuerdo de Gobierno con el ultraderechista FPÖ.
El FPÖ, un partido euroescéptico fundado por antiguos oficiales nazis tras la II Guerra Mundial, tiene en la defensa de la identidad tradicional austríaca y las críticas al islam y a los inmigrantes sus principales mensajes.
Así pues, no sorprendió que Viena presentara un programa para la Presidencia de la UE en el segundo semestre de 2018 titulado “Una Europa que protege” y en el que la lucha contra la inmigración ilegal aparece vinculada a la “seguridad” del continente.
“La política interna es la que determina la política europea, también durante la Presidencia europea de este semestre”, explica a Efe Paul Schmidt, del laboratorio de ideas Asociación Austríaca por la Política Europea.
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Kurz ha defendido distintas ideas contra la inmigración, desde un “eje de los dispuestos” con Roma y Berlín para reforzar las fronteras, hasta las denominadas “plataformas de desembarco” para devolver a solicitantes de asilo a terceros países fuera de la UE o el incremento de los efectivos de la agencia europea Frontex.
Todas esas ideas han quedado descartadas o se ha aplazado, como el caso de Frontex, que pospone al menos hasta 2025 el objetivo de aumentar su plantilla con miles de agentes adicionales.
En el caso de “las plataformas de desembarco”, ningún país del Norte de África parece estar dispuesto a acoger en su territorio estos centros, según ha reconocido la Comisión Europea.
El próximo 18 de diciembre se celebrará una Cumbre UE-África en Viena con el objetivo de mejorar la cooperación con Estados del África subsahariana para frenar la migración en su origen.
Aunque en estas iniciativas de Viena existe la voluntad de buscar “un titular” con el mensaje de que “se actúa frente a la inmigración”, según Schmidt, la falta de resultados también expone el “desacuerdo que existe en Europa” en la materia.
Para el veterano politólogo Anton Pelinka, la sucesión de grandes anuncios por parte del Gobierno en materia migratoria, con escasos resultados, no es sino una muestra de una política basada en gestos “simbólicos”.
Una de las decisiones más polémicas del Gobierno austriaco ha sido abandonar en octubre el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular de las Naciones Unidas (ONU), justo cuando Austria preside la UE y siendo Viena la segunda sede más importante de la ONU en Europa.
El Gobierno adujo que el pacto puede comprometer su “soberanía” pese a que el acuerdo no es vinculante, no considera la migración un derecho ni implica de ninguna forma la adopción de políticas nacionales.
Pelinka cree que el abandono del pacto es una concesión de Kurz al FPÖ y “una forma de mantener con vida el tema de la migración, la base esencial de la coalición de Gobierno” entre conservadores y ultranacionalistas.
Schmidt considera que el Gobierno austríaco podría haber mostrado de forma más discreta y diplomática sus reservas hacia el pacto migratorio de la ONU, sin anunciar su salida a bombo y platillo.
Esa actitud habría encajado mejor con el “papel mediador” propio de una Presidencia de la UE, en la que el interés nacional pasa a un segundo plano para buscar acuerdos y tender puentes, según este experto.
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