La caravana migrante se queda atrapada en Tijuana
Muchos están intentando cruzar la valla con Estados Unidos a la desesperada;otros contratan los servicios de coyotes
Diario de noticias de Gipuzkoa, , 18-12-2018DONOSTIA- Angustiosa calma en la frontera entre México y Estados Unidos en Tijuana. Allí han ido llegando en las últimas semanas hasta 9.000 centroamericanos con la esperanza de pedir asilo en Estados Unidos. Sin embargo, a medida que han ido pasando los días, han constatado cómo el sueño americano se desvanecía ante sus ojos al quedarse varados en la ciudad fronteriza. Su idea inicial, tomar una acción colectiva, no ha sido posible y la caravana se ha ido desintegrando una vez en Tijuana.
El primer obstáculo al que se enfrentaron en el norte de México fue la dispersión del primer grupo de hondureños debido a las contradictorias políticas de México. Así, mientras unos viajaron en autobuses habilitados por los estados y escoltados por la policía, otros fueron abandonados a su suerte y, algunos incluso deportados. Una vez reunidos en Tijuana y en medio de tensiones con la población local, constataron que, simplemente para solicitar asilo, debían esperar hasta cinco semanas en Tijuana. La ciudad habilitó la unidad deportiva Benito Juárez para acoger a los migrantes, se registraron un total de 6.062 personas, entre ellas 3.877 hombres, 1.127 mujeres, 526 niñas y 542 niños. Su capacidad era para 2.000.
El hacinamiento ya de por sí suponía un riesgo para la salubridad de los migrantes, a lo que se sumaron la semana pasada lluvias intensas que provocaron graves inundaciones en el recinto. Como consecuencia, la ciudad habilitó un nuevo espacio, esta vez techado el centro de espectáculos El Barrenal, pero en el traslado, las autoridades mexicanas han perdido la pista a unas 3.000 personas.
El secretario de Seguridad Pública explica a Efe que en el actual refugio se han registrado un total de 2.122 personas y que se tiene localizadas a otras 744 en las calles cercanas al primer albergue. Otros 144 migrantes se movieron a casas administradas por agrupaciones religiosas. Del resto “no se conoce su paradero”, reconoció el funcionario, un síntoma de la desesperación de muchos centroamericanos y del temor de algunos a la deportación.
Tras semanas de larga espera, hay quienes estos días están tratando de saltar la valla a la desesperada;otros, por su parte, han recurrido a los servicios de coyotes. “Los que pueden y se atreven van cruzando en grupos pequeños, el domingo cruzaron alrededor de 250 personas, un grupo por Playas de Tijuana”, explica un testigo. La decisión de quienes se encuentran en el albergue es encontrar un trabajo y esperar en Tijuana a que la situación se calme o les otorguen el asilo. Regresar no es una opción. – M. Martínez
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