El Gobierno de Canarias se queja de la desprotección de las islas frente a las oleadas de inmigrantes

La Voz de Galicia, 08-05-2006

Entre el viernes y el sábado llegaron a las costas de Tenerife y Fuerteventura 412 inmigrantes indocumentados, en ocasiones a bordo de cayucos de hasta veinticinco metros de eslora. El portavoz del Gobierno canario, Miguel Becerra, afirmó que el esfuerzo prometido por el Ejecutivo central en este ámbito «no está dando resultados» ni se han cumplido parte de las medidas propuestas, como la creación de patrullas conjuntas de vigilancia entre España y Mauritania.

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Para Becerra, «resulta incomprensible cómo esta avalancha de inmigrantes que ha llegado en 48 horas no haya sido detectada con antelación, sino cuando los cayucos están ya a tres o cuatro millas de la costa, prácticamente llegando al puerto, y a veces quienes los avistan son los pescadores». «Nos sentimos desprotegidos ante esta falta de control sobre las fronteras marítimas», afirmó Becerra, quien reiteró que «ninguna persona en Canarias entiende que lleguen, sin ser detectadas, más de 400 personas en 48 horas hasta el corazón de las aguas interiores» del archipiélago.
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A juicio del portavoz del Gobierno canario, hay cuestiones «que no cuadran», como que a la costa tinerfeña haya llegado un cayuco con un motor de 40 caballos y 116 personas a bordo, que dicen que han navegado durante siete días desde Mauritania.
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Ello lleva al Ejecutivo regional «a poner en duda» las afirmaciones de la Delegación del Gobierno en Canarias de que no hay barcos nodriza, y por el contrario provoca «la sospecha» de que estas embarcaciones tienen que recibir «algún tipo de apoyo logístico».
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Becerra reiteró que el fenómeno de la inmigración irregular «es un problema de Estado» y no basta con que «el primer día se movilice hasta a la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y luego se quede esto en nada». Reconoció el portavoz que se ha cumplido la política de derivación de los inmigrantes irregulares llegados a las islas y se comenzó a construir un centro de retención en Mauritania pero, advirtió, esto se quedó «en un gesto porque luego no ha habido ninguna medida más».

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