VOX, CAUSAS Y EFECTOS

Editorial El auge del partido de ultraderecha pone en aprietos, aunque por razones distintas, a las cuatro grandes formaciones políticas del país

El Correo, , 04-12-2018

La entrada de Vox en el Parlamento andaluz con 12 escaños y casi 400.000 votos aparece como el preludio de su extensión por los ayuntamientos, los legislativos autonómicos, las Cortes Generales y el Parlamento europeo en unos meses. Se trata de un fenómeno de aluvión al que ha contribuido la perpetuación de la crisis catalana, que bebe de la reacción social frente a la migración, que aflora la nostalgia hacia la España preconstitucional, que se hace eco de la incomprensión hacia la igualación positiva entre géneros y que se ha beneficiado de la abstención y del voto nulo. Vox no es una gestación artificiosa, sino fruto de impulsos ciudadanos que ponen a prueba la racionalidad democrática y sus valores. Es probable que sus votantes se hayan fijado más en la distancia a la que el partido de Santiago Abascal se ha situado frente a la política convencional, testimoniando una disconformidad a bulto, que en el programa de cambios que propugna. Pero ese programa resulta suficientemente preciso para concluir que pretende dar un vuelco esencialista, centralista, nativista y patriarcal al país construido durante los últimos 40 años de libertad. La presencia de Vox acaba con la perspectiva pendular de la alternancia entre un partido del centro-derecha y otro del centro-izquierda en la gobernación de las instituciones, aunque aquellos que como Ciudadanos y Podemos anunciaron el final de la divisoria izquierda-derecha se hayan aferrado a ella como tabla de salvación. La pregunta sobre hasta qué punto han contribuido al ascenso de Vox los excesos verbales del PP y de Ciudadanos y las omisiones conniventes del PSOE y de Podemos da lugar a respuestas opinables. No es fácil identificar mensajes partidarios que hayan facilitado de manera inequívoca, a la contra o a favor, su emergencia. La presunción de que las derechas tradicionales europeas han favorecido el auge de la extrema derecha por inacción o por emulación requeriría una reflexión menos ventajista. También la hipótesis de la crisis o ineptitud de la socialdemocracia como terreno propicio a la derechización sin freno del comportamiento electoral. Lo que está claro es que Vox pone en serios aprietos a las grandes formaciones. Al PP y a Ciudadanos, porque deberán cuidarse muy mucho de modificar sus respectivos proyectos con concesiones a esta fuerza que los desvirtúen. Al PSOE y a Podemos, porque corren el riesgo de encelarse en la batalla contra Vox como rasgo obsesivo de su identidad.

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