Madrid – «Nos sentimos desprotegidos ante esta falta de control sobre las
fronteras marítimas». Así lo afirmó ayer el portavoz del Gobierno canario
Miguel Becerra, quien reiteró que «ninguna persona en Canarias entiende
que lleguen, sin ser detectadas, más de 400 personas en 48 horas hasta el
corazón de las aguas interiores» del archipiélago.El portavoz del
Ejecutivo isleño, en declaraciones a Efe, aseguró que el esfuerzo
prometido por el Gobierno central «no está dando resultados» ni se han
cumplido parte de las medidas propuestas, como la creación de patrullas
conjuntas de vigilancia entre España y Mauritania.
   Para el
Gobierno canario, «resulta incomprensible cómo esta avalancha de
inmigrantes que ha llegado en 48 horas» – de 249 subsaharianos ilegales –
«no haya sido detectada con antelación, sino cuando los cayucos están a
tres o cuatro millas de la costa, prácticamente llegando al puerto, y a
veces quienes los avistan son los pescadores».
   En este sentido,
fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Santa Cruz de Tenerife
informaron de que los 259 indocumentados que arribaron ayer al puerto
tinerfeño de Los Cristianos (Arona) permanecen aún en la Comisaría de la
Policía Nacional de Playa de las Américas, al sur de la isla. A esta cifra
hay que sumar otros sesenta inmigrantes que ayer por la tarde fueron
interceptados a bordo de un cayuco rumbo a Gran Canaria.
   Los peores
datos. Ante esta situación, la secretaria de Política Social y Bienestar
del PP, Ana Pastor, aseguró ayer que en España hay 1,3 millones de
inmigrantes irregulares justo cuando se cumple un año del proceso de
regularización puesto en marcha por el Gobierno. El presidente, José Luis
Rodríguez Zapatero, «anunció en el Congreso que iba a terminar con la
inmigración ilegal», pero ahora se ve la «sorpresa», el «desastre», de
«asistir a los peores datos de inmigración de toda la UE, porque en este
momento tenemos más de 1,3 millones de ilegales en nuestro país», afirmó
Pastor. El saldo del proceso de regularización del Gobierno es éste,
agregó la dirigente del Partido Popular, «y se sigue diciendo que no se ha
producido un efecto llamada».