Los inmigrantes se abren paso en la economía española. Poco a poco, un número significativo de aquellos extranjeros que llegaron en busca de una vida mejor han dejado atrás los empleos precarios y mal pagados para iniciar aventuras empresariales que van desde quienes empiezan a trabajar como autónomos a los que ponen en marcha pequeños negocios.
Esta nueva tendencia está consolidando la figura del inmigrante empresario, comerciante o trabajador por cuenta propia. Esta transformación se constata con la cifra de altas de autónomos en la seguridad social. Según la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos, uno de cada cuatro nuevos autónomos es inmigrante. De los 22.053 trabajadores por cuenta propia que se dieron de alta de enero a marzo de este año, 5.523, es decir, un 25%, fueron extranjeros.
En marzo del 2006, en España ya había 150.843 trabajadores autónomos extranjeros, de los cuales 28.278 están en Catalunya. El 9,8% de esos autónomos procede de China, el 7,8% de Marruecos, el 3,5% de Argentina y el 3,1% de Colombia. En total, los trabajadores por cuenta propia son el 8,55% de los inmigrantes afiliados a la Seguridad Social.

PROYECTO GEM
Este cambio de dinámica laboral de los extranjeros se percibe en la significativa proporción de inmigrantes que inicia un proyecto empresarial, lo que se conoce como tasa de emprendedores.
En su informe del 2005, el Observatorio de la Actividad Emprendedora o Proyecto GEM, en sus siglas en inglés, ya ha dedicado un capítulo a los empresarios inmigrantes. El Proyecto GEM, que analiza la relación entre la creación de empresas y el crecimiento, llevó a cabo una encuesta cuyo resultado fue que el 13,8% de los inmigrantes en España han emprendido una iniciativa empresarial o de autoempleo.
Esa tasa de emprendedores es muy superior a la de los españoles, donde sólo el 5,2% de la población adulta pone en marcha un negocio.
Para la secretaria de Inmigración de la Generalitat, Adela Ros, el hecho de que cada vez más inmigrantes se decidan a montar empresas “es una gran noticia ya que supone que se integran en la estructura económica catalana”. “Estas personas, con sus iniciativas económicas, generan riqueza y empleo”, destaca.
La Cámara de Comercio de Perú en España es uno de los organismos más activos a la hora de asesorar a inmigrantes que quieren iniciar una actividad empresarial. Su gerente, Aurelia Martínez, sostiene que “hay características propias del inmigrante que facilitan que se convierta en un pequeño empresario”. “Suele ser una persona ahorrativa y emprendedora pues emigrar ya es en esencia una decisión audaz”, comenta.
Enric Calvo, secretario institucional de la patronal catalana Pimec, confirma que “sube el número de inmigrantes que se hacen autónomos o que inician una empresa”. Los empresarios inmigrantes se caracterizan, según Calvo, por ser “muy intensivos en horas e implicar a sus familiares”. “Nosotros queremos integrarlos, pero ellos deben adaptarse a nuestra cultura empresarial”, dice.

AGENCIAS DE VIAJE
La hostelería, el comercio y la construcción son los tres sectores donde más inmigrantes han iniciado su aventura empresarial. El abanico es muy amplio: bares, restaurantes, comercios, tiendas de alimentación, locutorios, empresas de albañilería, compañías de transporte, ETTs, zapaterías y hasta agencias de viaje o discotecas. “Son negocios en que lo más importante no es el capital ni la tecnología, sino el factor humano, la capacidad de trabajo que esa persona invierta en su negocio”, explica Àngel Font, director de la Fundació Un Sol Món, de Caixa Catalunya, que ayuda a personas con pocos recursos en proyectos de autoempleo.
Según Font, los inmigrantes “ven bien las oportunidades de negocio dentro de su colectivo”. Por eso, muchos de estos negocios son restaurantes o tiendas con productos de sus países. “Ese proyecto empresarial se produce entre cinco y diez años después de llegado, cuando conoce bien su entorno”, dice Font, quien añade: “Abrir un negocio es un paso adelante en su situación aquí”.