El Departament de Justícia quiere mejorar el acceso de los presos catalanes a sus respectivos cultos y prepara, para final de mes, la difusión de un tríptico informativo en diferentes lenguas para orientarles sobre los servicios de asistencia religiosa que existen en las distintas prisiones. La información se dará en catalán, castellano, árabe, inglés, francés y rumano.

Cuentan las estadísticas que la población reclusa en Cataluña crece mes a mes, que el número de extranjeros en prisión aumenta y la misma Administración admite que en situaciones así, el objetivo de la reinserción es más complicado que nunca. En esta coyuntura, la asistencia religiosa en las prisiones se convierte en un auténtico reto: no sólo se trata de respetar un derecho a la libertad de culto cada vez más fragmentado, sino de emplearla para lograr la integración de los extranjeros en la cultura y sociedad en la que viven.

Según el Departament de Justícia, cada centro penitenciario catalán cuenta con al menos un representante religioso de las confesiones que reclaman los internos. En el caso de los musulmanes, hay imanes pertenecientes al Consell Islàmic Cultural de Catalunya en las prisiones.

Para Montserrat Garcia, subdirectora general de Programes de Rehabilitació i Sanitat del Departament de Justícia, el reto de dar una adecuada asistencia religiosa a los presos no viene tanto por el aumento de población extranjera como por la variación de confesiones. «Si crece el número de musulmanes, pueden aumentarse las visitas del imán a la cárcel, ampliarse los horarios de atención», señala Montserrat Garcia.

Justícia prepara un convenio con la Iglesia Ortodoxa para ampliar la colaboración de esta confesión en las cárceles, dado el aumento de población de países del Este que profesan estas creencias.De hecho, el Departament tiene previsto incorporar un nuevo representante de la Iglesia Ortodoxa en el centro penitenciario de Tarragona.

Otra cosa diferente es proveer de representantes religiosos todas las confesiones que se demandan. Garcia recuerda casos puntuales, como el de un preso budista que reclamó asistencia religiosa y que obligó a la Administración a recurrir al templo budista del Garraf.

«También demandan atención a su culto algunos internos hindús, pero son los menos», apunta Montserrat Garcia, que hace hincapié en la labor de integración que cumple la asistencia religiosa en las cárceles. Las dificultades generadas por el idioma o la cultura diferente han animado al Departament a buscar a ministros de religiones como la ortodoxa que sean de la misma procedencia que los presos, aunque conozcan ya la cultura de nuestro país.«Hacen así de puente entre las dos formas de vida, cumpliendo una doble función», explica Montserrat Garcia.

El culto que también más ha aumentado en las prisiones es el católico y el evangelista, un aumento relacionado con el creciente

«En una sociedad cada vez más laica, la asistencia religiosa en las cárceles a personas extranjeras, con costumbres poco arraigadas aquí, se hace más necesaria que nunca», admite Montserrat Garcia.

En previsión de estas nuevas necesidades, Justícia cuenta con espacios destinados al culto en los nuevos equipamientos penitenciarios que se han de construir, que llaman «espacios de silencio». Se tratará de espacios multiconfesionales, «que no tendrán signos externos de ninguna religión».

En las cárceles actuales, «se intenta dignificar la asistencia» pese a la masificación y la poca previsión de espacio para estas actividades. Así, se habilitan espacios polivalentes para los rezos en grupo, igual que las capillas católicas se abren a otras confesiones.

En cumplimiento de una instrucción aprobada el año pasado, la Secretaria de Serveis Penitenciaris también ha creado distinciones entre las funciones del personal religioso, que es designado por la comunidad correspondiente, y los voluntarios vinculados a religiones que ayudan a la reinserción con la organización y participación en actividades para los internos.

La asociación Justícia i Pau, que había denunciado el año pasado deficiencias en esta asistencia, solicita que las medidas que garantizan el respeto a la libertad de culto sean incluidas en el futuro Reglamento Penitenciario catalán.