«Un pedacito de esa gracia latina»

El Mundo, 08-05-2006

Amarillo, rojo, azul. Miles de suramericanos vestían los colores de sus países. De todas las edades. Niños o ancianos se daban cita en la Casa de Campo. Helados, jugos o cerveza. Balones de fútbol. Puestos de comida. Conversaciones de familia o entre amigos.


Amarillo, rojo, azul. Eran los colores de la fiesta latina. Miles de ciudadanos de Venezuela, República Dominicana, Honduras o Perú, pero sobre todo de Colombia y Ecuador se reunían junto al lago para recibir a grupos de música de sus países y celebrar un homenaje a la mujer iberoamericana en el Día de la Madre.


Bachata, cumbia, salsa, merengue. Ballenatos. Una explosión de sonidos y sabores retrotraían a la gente a sus países de origen, al calor de su tierra. «Se echan de menos nuestras costumbres porque aquí en España se sale mucho pero se baila menos y la gente parece menos alegre. Por eso nos reunimos para pasarla bien», afirmaba Rocío, una mujer de 40 años. «Esto es sólo un pedacito de esa gracia latina» decía riéndose.


Otros, como Miguel, aseguraban que sólo van «a ligar y pasarlo bien». «Vinimos porque es la mejor forma de escuchar nuestra música y conocer gente», añadió.


A medida que pasaba la tarde la explanada se llenaba. La gente se entregaba en la carpa a los artistas y ondeaban las banderas de sus países. Llevaban horas de pie, pero sorprendentemente cada vez eran más los que cantaban y se animaban a bailar arrimados.


Muchos esperaban las actuaciones de Andrea Villarreal, la cantante y actriz de Pasión de Gavilanes y La Máquina, una banda de Puerto Rico conocida en toda Suramérica.


«La verdad que estoy muy contenta de poder ver a Panchita – la cantante de la conocida serie de televisión – en directo. Ya estoy deseando que llegue el momento» comentaba ilusionada una chica del público.


Integración


El espectáculo organizado por la Comunidad de Madrid y la Asociación Latinoamericana 12 de Octubre pretende, con eventos de este tipo, fomentar la cooperación y la integración de los miles de suramericanos residentes en Madrid.


Cada vez son más los servicios que se prestan a la comunidad latinoamericana en la capital y más las grandes empresas que deciden hacer negocio satisfaciendo las necesidades de la población inmigrante. Productos típicos traídos del otro lado del Atlántico, guías, periódicos. Todo se vendía dentro del recinto. Para hacer que cada uno se sintiera como en casa.


«Yo llevo unos años viviendo aquí y la verdad que cada vez nos dan más ayudas. Y eso es de agradecer», comentaba Rocío. «Echas de menos tu tierra pero si tienes la familia aquí y puedes disfrutar de la comida y los lugares de fiesta como allá pues todo es más fácil», añadía.


Esta jornada, además de mostrar el compromiso de la Comunidad de Madrid con el colectivo suramericano, también pretendía ser una protesta contra el maltrato de la mujer. Con este motivo estaba previsto que todos los presentes sacaran pañuelos en señal de paz y protesta por el daño físico al género femenino.


La fiesta fue un mensaje de integración en todos los sentidos.Un pensamiento que se resume en la canción del grupo boliviano que actuó en el homenaje: «Españoles, os tiendo una mano porque al fin y al cabo somos como hermanos, porque en otros tiempos a nuestras tierras también emigraron».

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