DONOSTIA- La tensión en Tijuana crece por momentos. La avanzadilla de las cuatro caravanas que han ingresado a México en las últimas semanas lleva ya quince días en la ciudad fronteriza y la frustración se está transformando en desesperación. Alojados en albergues saturados, miles de centroamericanos vislumbran un futuro cada vez más incierto mientras se desvanecen todos los sueños que albergaron aquel 13 de octubre. La posibilidad de cruzar a Estados Unidos es cada vez más remota y las muestras de hostilidad de la población local de Tijuana están haciendo mella en el ánimo de los migrantes.

El domingo, cientos de ellos secundaron una marcha pacífica hacia el cruce fronterizo de El Chaparral. Policías mexicanos fueron cerrándoles el paso y los ánimos se dispararon. Unas 500 personas intentaron cruzar la valla, una acción a la que la Patrulla Fronteriza y efectivos del Ejército estadounidense respondieron con gases lacrimógenos y pelotas de goma. El resultado fue de tres heridos: un periodista y un adolescente centroamericano con lesiones en la cabeza, y un adulto herido en la rodilla por el impacto de un cartucho de gas lacrimógeno. Además, la Patrulla Fronteriza detuvo a 42 personas, en su mayoría hombres, que lograron saltar la valla.

Tras estos hechos, Estados Unidos cerró la garita de San Ysidro, el principal paso fronterizo que une las ciudades de Tijuana y San Diego. Poco después, el presidente estadounidense, Donald Trump, instó a México a enviar de vuelta a los migrantes que tratan de acceder a EEUU “por cualquier medio necesario” a sus países de origen y amenazó con cerrar la frontera de forma permanente. “México debería tomar medidas devolviendo a los migrantes, muchos de los cuales son verdaderos criminales, de regreso a sus países”, lanzó Trump.

El país azteca respondió anunciando deportaciones. “A través del INM (Instituto Nacional de Migración), el Gobierno de México procederá a deportar inmediatamente a las personas plenamente identificadas que participaron en estos hechos violentos”, señaló la secretaría de Gobernación a través de un comunicado. “Pese a la magnitud de esta situación, nuestro país no desplegará fuerzas militares para enfrentar este problema. No obstante, reforzará los puntos fronterizos donde las personas irrumpieron en su intento por ingresar ilegalmente a los Estados Unidos”, agregó el texto.

En la actualidad, las cuatro caravanas están conformadas por 8.247 personas. De estas, 7.417 se encuentran entre Tijuana y Mexicali, ambas en Baja California;424 están en el albergue de Tláhuac, en Ciudad de México;253 transitan por el Estado de Sinaloa hacia Sonora, y 153 se están trasladando por sus propios medios hacia la frontera. Los primeros en llegar a Tijuana fueron, en su mayoría, hombres jóvenes, a los que se han ido sumando mujeres y niños en los últimos días. También hay quienes han desistido: cerca de 2.000 centroamericanos han pedido el retorno voluntario.