DONOSTIA- “Ver para creer”. “Optimismo moderado”. “Que no haya que tirar de hemeroteca”. Son muchas las sensaciones que dejaron ayer las palabras del ministro de Fomento, José Luis Ábalos, quien confirmó que “está prácticamente ultimada” la tramitación del expediente del buque Aita Mari, por lo que en breve podría zarpar al Mediterráneo central para realizar labores de rescate de inmigrantes.

Había cierta expectación por los términos empleados por el máximo responsable de que el barco no haya recibido aún el visto bueno tras un proceso de transformación que comenzó hace un año. Se esperaba un posicionamiento más neutro, pero el ministro deslizó que el buque podría soltar amarras en breve. “Confiamos dijo Ábalos en que la tramitación concluya satisfactoriamente, mucho antes del plazo previsto”, que contempla hasta seis meses para poder resolver este tipo de procedimientos relacionados con la restauración de buques.

Fue la respuesta que dio el ministro en el Pleno del Congreso de los Diputados al ser preguntado por el diputado del PNV Iñigo Barandiaran sobre el motivo por el cual el Aita Mari lleva más de tres meses de espera desde que cursó su solicitud inicial a la Dirección de Marina Mercante.

Mucho se ha especulado, entretanto, sobre los motivos de tanta demora mientras más de 2.000 personas se han ahogado intentando alcanzar Europa desde las costas africanas, sin ninguna misión gubernamental con el mandato de realizar búsqueda en esas aguas. “Le tomamos la palabra al ministro y, aunque con un poco de escepticismo, acogemos sus declaraciones con un moderado optimismo a la espera de los acontecimientos”, admitía ayer Iñigo Gutiérrez, vicepresidente de la ONG Salvamento Marítimo Humanitario, que lidera el proyecto junto a ProemAid.

Los tripulantes ya están haciendo vida en el barco atracado en Pasaia y emplean el compás de espera para arrancar máquinas y ultimar la puesta a punto. Este fin de semana está prevista una jornada de entrenamiento con voluntarios. La indignación por tanta espera ha quedado patente en la campaña que comenzó hace dos semanas y media, y que ayer por la tarde recogía ya más de 152.000 firmas en change.org, la mayor plataforma de peticiones del mundo.