Otros tres cayucos con un total de 259 personas llegaron ayer a las costas de Tenerife, en lo que es la tercera oleada más numerosa en este año.

Todos los inmigrantes que arribaron a la costa tinerfeña eran varones subsaharianos. Entre ellos hay un menor de edad.

Todos presentan un buen estado de salud, excepto dos de los ocupantes del tercer cayuco, que fueron trasladados al hospital Nuestra Señora de Candelaria, informa Europa Press. Uno de los varones presentaba signos de hipoglucemia y el otro de deshidratación, aunque su estado de salud no revestía gravedad.

La primer patera llegó a las 01.30 horas con 73 inmigrantes a bordo, localizados por un buque de Salvamento Marítimo, que informó al centro de coordinación. Se escoltó el cayuco hasta el puerto de Los Cristianos, donde los sin papeles fueron atendidos por los servicios sanitarios y las Fuerzas de Seguridad.

La segunda embarcación arribó también ayer al mismo puerto al mediodía con 70 inmigrantes a bordo.

El grupo más numeroso, con 116 personas, una de ellas un menor, alcanzó la costa en el tercer cayuco a las 17.00 horas.

Todo sigue igual

Un año después, todo indica que los desesperados intentos de entrada no van a cesar y que los dramáticos saltos de concertinas en la frontera Sur con resultado de muerte podrían repetirse.Médicos Sin Fronteras muestra su «preocupación por las consecuencias médicas de las políticas represivas». Según Carlos Ugarte, responsable de Inmigración de la organización, a día de hoy la Guardia Civil «sigue sin tener un protocolo de uso de la fuerza en frontera», informa Pedro Simón.

Catorce personas (21, según las organizaciones de Derechos Humanos) murieron el otoño pasado y centenares resultaron heridas tras ser reprimidas por las Fuerzas de Seguridad españolas y marroquíes al intentar acceder a Ceuta y Melilla.

Para contener esos previsibles intentos de salto de la valla, en Melilla se está instalando ya una sirga (entramado metálico) tridimensal de 10 kilómetros.

Un responsable de la empresa concesionaria ha constatado su eficacia: «Se han hecho pruebas con escaladores profesionales que han tenido que ir salvando las dificultades que entraña trepar una primera verja (inclinada hacia Marruecos un 10%), la caída en la sirga desde una altura de seis metros y vencer al deslumbramiento de los focos y el picor en los ojos del agua con pimienta, proyectada por chorros de alta presión».

En cuanto a la vía marítima, entre 1.200 y 1.700 inmigrantes procedentes de Mauritania han muerto ahogados en aguas del Atlántico entre noviembre y diciembre al intentar alcanzar las costas de Canarias en cayucos, según datos de la Guardia Civil.