“Vengo a decirle a Trump que no tengo miedo”
La primera caravana de migrantes comienza a llegar a Tijuana - Esperan al resto para decidir qué acciones tomar
Diario de Noticias, , 16-11-2018“Si Trump dice que no nos deja entrar le vamos a hacer la guerra, no va a poder con 10.000 personas”. Quien habla es Erendi, una hondureña de 26 años que llegó el miércoles a Tijuana tras más de un mes de travesía por Centroamérica y México. Erendi no habla de hacer la guerra de forma literal, su idea es pedir asilo en Estados Unidos y entrar de forma legal, pero no va a rendirse. Como la mayoría de los centroamericanos de la caravana, la mujer huye de la violencia de las maras en su país. “Mi vecino me amenazó y uno ya sabe que cuando le amenazan las pandillas, o deja el sector o deja el país”. Erendi ha hecho el trayecto con su hijo de cinco años (cumplidos ayer mismo). También viajaba con su hermana, pero autoridades migratorias pararon el camión en el que iba y la deportaron. En el camino ha conocido a Jaqueline, de 20 años, y ahora esperan poder cruzar juntas. “Voy a rogarle a Trump hasta que logre ablandar su corazón”, cuenta. Unas mil personas se encuentran ya en la ciudad fronteriza de Tijuana a la espera de poder cruzar a Estados Unidos y en las próximas horas se espera la llegada de otras 2.000. El domingo llegará la caravana al completo y entonces harán una asamblea para decidir qué hacer. Los estados de Sinaloa y Sonora han puesto varios autobuses a disposición de la caravana, por lo que los migrantes han podido hacer más de 2.000 kilómetros de un tirón y se han evitado así las duras condiciones del desierto, con fuerte presencia del crimen organizado y temperaturas extremas. Muchos de ellos se han instalado en albergues de la zona, pero un grupo de entre 250 y 300 migrantes se ha quedado en Playas de Tijuana. Allí esperan al resto de la caravana para determinar las acciones a seguir.
Por un lado, están quienes optan por solicitar asilo y entrar a Estados Unidos por las vías legales y, por otro, los que quieren derribar la valla. “Vamos a tirar la valla, esperaremos a que vengan los demás. El muro caerá, está muy oxidado y no será difícil”, sostiene, convencido Jesús, a quien respaldan entre aplausos y gritos sus compañeros. Están eufóricos, solo hace unos minutos que Henry Salinas ha trepado hasta arriba y ha roto parte de la oxidada valla. Se han vivido momentos de tensión cuando un militar estadounidense, apostado al otro lado, le ha obligado a bajar apuntándole con su arma. Ya un día antes, un migrante guatemalteco saltó al otro lado y, de forma pacífica, se entregó a los agentes de la Patrulla Fronteriza.
“Ahí hay un hombre soldando la valla, quieren arreglarla, pero eso no les va a valer de nada. Y deja que lleguen los de El Salvador, esos sí son bien bravos, vamos a tirar la valla”, repite. Jesús ha cumplido el objetivo que se marcó hace un mes, llegar a la frontera, y está entusiasmado, ni siquiera nota el cansancio. “Estoy como si viniera ahora de casa”. La misma alegría muestra Juan Carlos, un joven de 16 años que viaja solo desde Honduras. “Vengo a demostrarle a Trump que no tengo miedo”, asegura. El joven disfruta con sus nuevos amigos de un baño en la playa de Tijuana, mientras varios niños juegan en la arena. Al otro lado, en San Diego, un hombre pasea a su perro por el arenal. Podría parecer una imagen normal, si no fuera por la enorme bandera de Estados Unidos que lleva ondeando a su espalda.
ACAMPADOS Manuel ha acampado cerca de la playa y asegura que ahí se va a quedar a esperar al resto. “Salimos de Honduras para llegar a Estados Unidos y ahí es donde queremos ir, no nos queremos quedar en Tijuana, aquí es igual que allá, el peso vale lo mismo que la lempira, con la diferencia de que aquí sí hay trabajo”, dice. Junto a él está Orlando, un joven de 17 años de Ciudad Juárez que vive desde hace un mes en Tijuana. “Yo soy como vosotros, vengo huyendo de la violencia de mi ciudad. Aquí se está bien, hay trabajo. Si no os dejan entrar yo os aconsejo que valoréis la opción de quedaros y, sobre todo, que actuéis de forma inteligente, la violencia solo lleva a más violencia”, le comenta a Manuel y su familia. “Yo lo tengo claro, yo vengo a pedir asilo de forma pacífica, si vengo huyendo de la violencia no es para verme envuelto aquí también en violencia”, responde Manuel. Orlando es un joven alegre y curioso, “he venido al chisme”, reconoce entre risas, pero también a conversar con los migrantes centroamericanos y brindarles una acogida calurosa.
Muy diferente de la que les han dado al grupo LGTBI que lleva en Tijuana desde el domingo. “La gente no nos quiere aquí. Tenemos una casa donde nos han alojado, pero la gente del barrio nos intimida, nos están discriminando, así que las asociaciones que nos están apoyando nos han recomendado no salir de casa, estamos encerradas”, cuenta Beatriz, una joven guatemalteca de 22 años. En su país natal llevaba “una vida dura”, así que cuando vio la caravana migrante decidió unirse a ella. “Pensaba que estaban locos, pero fíjate, aquí estoy”. Las autoridades de Tijuana le han ofrecido asilo, pero ella no contempla otra opción que cruzar a Estados Unidos. “Por la noche no podemos apenas dormir, lanzan disparos para asustarnos”, cuenta.
Asimismo, por las redes sociales, grupos de ciudadanos llaman a participar en una manifestación el domingo en una de las principales intersecciones de la ciudad para exigir a las autoridades que saquen a los migrantes centroamericanos. Sin embargo, la ciudad prepara un espacio para atender a las personas de la caravana que están llegando y que estarán en Tijuana por tiempo indefinido. Ya hace dos años, llegaron a la ciudad fronteriza miles de haitianos con la intención de llegar a Estados Unidos y acogerse al programa humanitario de Protección Temporal. Salieron de su país después del terremoto de 2010 y el huracán Matthew en 2016. Sin embargo, al ver cómo eran deportados aquellos que intentaban cruzar, unos 3.000 decidieron quedarse en Tijuana y viven allí desde entonces. Han creado una comunidad en una zona conocida como La Pequeña Haití, trabajan y están totalmente integrados en la ciudad. Es habitual ver en Tijuana a extranjeros que se han quedado a un paso del sueño americano, incluso mexicanos deportados que se instalan en la ciudad fronteriza. Ahora a todos ellos se suman los miles de migrantes.
SOLDADOSEstados Unidos responde a la caravana reforzando la seguridad. Ha cerrado algunos accesos en las garitas que conectan Tijuana con San Diego y ha desplegado más efectivos de las fuerzas armadas a lo largo de la valla. Estos soldados forman parte de los 5.600 que el Gobierno de Trump ha enviado a Texas, Arizona y California. Además, el presidente estadounidense firmó una orden ejecutiva para prohibir que los migrantes que entren a Estados Unidos de forma ilegal por la frontera con México puedan pedir asilo. Trump, muy activo las semanas previas a las elecciones legislativas en Estados Unidos, permanece estos días en silencio sobre la caravana migrante que está a un paso en la puerta de entrada al país de las barras y las estrellas.
APUNTES
TENSIÓN Y OFERTAS DE EMPLEO
Transporte. Los autobuses cargados de inmigrantes centroamericanos siguen llegando a Tijuana. Sin embargo, las personas que están viniendo ahora lo están haciendo por su cuenta. Los hermanos Dania, Keina y Tomás Medina llegaron ayer después de 38 horas de viaje desde Jalisco y pagaron 1.300 pesos cada uno por el billete. Según ellos, muchas madres con niños se han quedado atrás. El domingo esperan la llegada de los últimos integrantes de la caravana.
Rechazo. La playa se está convirtiendo en una zona de tensión;la noche del miércoles, un grupo de vecinos de Tijuana rechazó la presencia de los migrantes al grito de “México primero”. Allí acampa un reducido grupo.
Evitar la violencia. El secretario de Gobernación de México, Alfonso Navarrete, pidió ayer a los migrantes que eviten escenas de “violencia” en la frontera y traten de acceder a Estados Unidos de forma “ordenada”.
Ofertas de empleo. El Gobierno mexicano y la patronal Consejo Coordinador Empresarial han llegado a un acuerdo para instalar en Tijuana y en otras partes del país módulos de oferta de empleo para los migrantes que quieran quedarse en el país.
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