“Apostad por la educación, la identidad gitana no es marginación”

LA CINEASTA PILAR TÁVORA Y LA ACTRIZ CELIA MONTOYA APELAN A LA REBELDÍA DE LAS GITANAS VASCAS PARA SALIR DEL OSTRACISMO

Diario de noticias de Gipuzkoa, UN REPORTAJE DE JORGE NAPAL. FOTOGRAFÍA RUBEN PLAZA , 14-11-2018

“Fue una hecatombe familiar irme de casa con 18 años, pero tenía curiosidad por la vida” “No se es más gitana por tener cuatro hijos con 17 años;hay que romper estereotipos”

La cohesión social de la que hace gala Euskadi con respecto al sur no se corresponde con la realidad diaria de la comunidad gitana. Su protagonismo en la vida pública andaluza, donde vive más de la mitad de los gitanos que residen en el Estado, no guarda relación con su presencia casi marginal en Euskadi, que les relega a un rincón social, convirtiendo a las mujeres en un colectivo prácticamente invisible. “No se pierde la identidad gitana por tener estudios y llegar a ser médico o ingeniera. Nuestro lugar en el mundo no es la marginación. De hecho, cuanta más educación y conocimiento tengamos, dispondremos de más herramientas para ser libres”.

Resonaban con fuerza en el salón de plenos del Ayuntamiento de Donostia las palabras de la cineasta Pilar Távora, “una luchadora nata” que no ha perdido el tiempo, como muestra su vasto currículo. Además de directora, productora y guionista de cine, teatro y televisión, es también una de las primeras mujeres en crear una productora propia. Con todo ese bagaje a sus espaldas se dirigía ayer a más de un centenar de chicas de su misma etnia, provenientes de diferentes puntos de la geografía vasca, durante el encuentro Mujeres Gitanas, proyectando Igualdad, organizado por la Comisión de Mujeres Gitanas de Euskadi.

Les advirtió de que “hay que evolucionar”, que renuncien a asumir un papel secundario en sus vidas, que no sigan ese guión preestablecido que les aboca a casarse demasiado jóvenes, tener hijos a partir a de los 15 o 17 años, entregadas a una vida anónima, al cuidado de sus hijos, perpetuando un estilo de vida que se remonta a la noche de los tiempos. “Hay que romper esos núcleos cerrados sin horizonte. La evolución no es seguir viviendo como hace siglos porque siendo así, acabaríamos en el Neolítico. El cambio se tiene que producir ya, hoy mismo, cada una en la medida de sus posibilidades. No se es más gitana por tener cuatro hijos con 17 años. En Andalucía ya se hizo ese recorrido. Muchas mujeres no se resignaron, y han llegado a ser concejalas sin ser por ello menos gitanas”, les dijo.

Seguir los sueños

Entre el público estuvo presente la directora de Emakunde, Izaskun Landaida;Maribel Vaquero, directora General de Convivencia y Derechos Humanos de la Diputación Foral de Gipuzkoa y Duñike Agirrezabalaga, concejala de Igualdad. Pero las principales destinatarias del mensaje eran decenas de jóvenes con sus madres, buena parte de ellas recién llegadas en autobús desde Bilbao. “Algún día llegaremos a ocupar uno de esos puestos”, se giraba una de ellas, en dirección a los escaños donde tienen lugar los acalorados debates políticos. La cineasta le respondía poco después. “Eso ya ocurre en Andalucía”, expuso la psicóloga de formación, que trabó contacto con la política hace más de una década, y concurrirá a las elecciones autonómicas en Andalucía.

Le acompañó durante el encuentro la actriz y cantante madrileña gitana Celia Montoya, cuyo largo recorrido artístico le ha llevado a encarnar personajes del cabaret y del cuplé más clásico y frívolo para llegar a Bernarda Alba, profunda y desgarradora, así como Madam Colette o la Pisabién en Luces de Bohemia, de Valle Inclán. “Si voy alcanzando metas en mi vida es porque siempre me he dejado seducir por mis sueños. De niña, cuando supe que las personas de etnia gitana proveníamos de India, quise conocer mis orígenes. Luego quise ser periodista… Escribía narraciones que solo leía a mis primas, pero siempre en silencio, ese silencio que ha marcado a fuego a tantas mujeres gitanas”.

Como Távora, pronto supo que no quería asumir aquel papel que parecía venirle asignado, y con 18 años se fue de casa. “Aquello supuso alejarme de lo más querido, de la comodidad y el calor familiar, pero yo quería probar otras cosas, tenía curiosidad por la vida”. Su marcha fue una “hecatombe familiar”, con unos padres preocupados por el qué dirán, ante el temor de que fueran señalados con el dedo por otras familias gitanas. “Pero yo seguía soñando, y si lo haces mucho y muy alto, y si trabajas por ello, al final vas alcanzando tus metas. ¿Por qué hay que limitarse en la vida? Apuesten por la educación, que la identidad gitana no es marginación”, se dirigió al centenar de mujeres que le escuchaba.

Lo mejor de todo es que el tiempo le ha acabado dando la razón. Tanto, que ha sido galardonada con el Premio Nuevos Creadores, en la X Edición de los Premios Nacionales que promueve el Ministerio de Cultura a través del Instituto de Cultura Gitana. “De todos los galardones que he recibido, es el que más ilusión me ha hecho. Supone un reconocimiento de los propios gitanos, en definitiva, por haber hecho caso a aquellos sueños y ser yo misma. Después de irme de casa, de tanta soledad, después de que la honra de mis padres quedara por los suelos, recibir ese reconocimiento supone el punto final a ese castigo que, de alguna manera, tenía conmigo misma. A mi madre le sigue sin hacer gracia que aparezca en los carteles, como dice ella, pero nuestra relación ha mejorado mucho. Existe entre nosotros respeto, libertad y verdad”.

El testimonio de Távora y Montoya en el salón de plenos del Ayuntamiento de Donostia quiso despertar conciencias. “Con que haya calado el mensaje en una sola mujer ya es mucho”, dijo la cineasta tras al acto. Ambas profesionales demostraron que el prestigio y la gitaneidad de la que hacen gala pueden ser primas hermanas. Sus palabras tiraban del hilo de la idea formulada este año como eje central del Foro: La igualdad se aprende, enseña igualdad.

Así, la cineasta explicó que siguió la estela artística de su padre, el dramaturgo de reconocido prestigio Salvador Távora. Y reconoció que “la actitud en la familia es fundamental”. “Mi padre siempre nos hablaba de libertad. Decía que todo depende de la educación. Yo estudié Psicología, aun sabiendo que no iba a ejercer. Lo mismo hicieron mis hermanas. Estudiamos para tener herramientas y estar en condiciones de igualdad con los demás. Os animo a ello. No os limitéis a quejaros, la queja como herramienta de combate no vale. Es falso que por estudiar vayamos a dejar de ser gitanos. Es todo lo contrario. Cuanta mayor educación tengamos, más conocimiento y orgullo tendremos de ser gitanos”.

Para avanzar en esa línea, la directora denunció las piedras en el camino que se siguen encontrando en la sociedad. Habló del flaco favor que actualmente están haciendo series de televisión como Los Gimpsy Kings, un programa que sigue la vida de cuatro familias gitanas españolas: los Salazar, los Maya, los Fernández Navarro y los Jiménez. “Se están reproduciendo valores terribles, alimentando unos estereotipos que nos desintegran, como en su día lo hicieron tantas leyes. Depende de lo que hagamos hoy, construiremos el futuro. Sacad esa rebeldía que tenéis. No permitáis que vuestros hijos e hijas sigan repitiendo clichés”, clamó Távora, activista también antifranquista, por los derechos humanos y las causas de las personas desfavorecidas.

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