Sami Näir : «Francia debería ser denunciada ante Europa por las devoluciones de migrantes»

Politólogo experto en movimientos migratorios Afirma que el rechazo de la población hacia los refugiados nace de la construcción de una imagen negativa por parte de los gobiernos europeos

Diario Vasco, , 12-11-2018

Europa no tiene ningún interés en abordar la crisis migratoria, porque ni entra en sus prioridades ni le sale rentable. Así de rotundo se pronuncia el politólogo y experto en movimientos migratorios Sami Näir (Argelia, 1964), que lleva años planteando que la solución pasa por un acuerdo conjunto entre los gobiernos europeos y africanos. Esta semana ha ofrecido una conferencia en el Koldo Mitxelena de San Sebastián, en el marco de la exposición ‘El otro soy yo’. Migraciones políticas y poéticas’ organizado por la Diputación de Gipuzkoa, bajo el título ‘El otro en tela de juicio. La percepción de los refugiados’.

- Me atrevo a decir que esa percepción es mayoritariamente negativa en la sociedad europea.

- Para empezar, desde el momento en el que se crean la problemática del ‘yo’ y ‘el otro’ hay un proceso de diferenciación que induce casi automáticamente a la separación, que tiene que ver con la construcción de la personalidad que la sociedad impone al individuo. En segundo lugar, los inmigrantes y los refugiados tienen un papel muy preciso en el imaginario y que se caracteriza por unos rasgos en particular. El inmigrante es el que viene a tu país a quitarte el trabajo y el refugiado el que viene a pedir que le dejes sitio para vivir en tu ciudad.

- Quizá por eso la actitud negativa hacia ellos es la más imperante.

- Pero no la única, por suerte. La más positiva es la de apertura y de solidaridad. La cultura de la hospitalidad es tan antigua como la humanidad y en todas las sociedades cuando una persona pide asilo el resto de seres humanos le ayudan. Otras personas tienen una actitud de rechazo, porque la imagen del refugiado y del inmigrante tiene una connotación negativa, porque se ha construido como una amenaza a la sociedad de acogida. Pero la realidad es que hoy no hay más inmigrantes a escala europea que en los años 70 o 90. ¿Por qué esa percepción? Porque Europa lleva años inmersa en una fuerte crisis económica, y en esa situación la gente pierde las referencias, la confianza en el futuro, y se construye un chivo expiatorio.

- ¿Está diciendo que Europa ha utilizado a los inmigrantes como cabeza de turco?

- Sí. Un chivo expiatorio es algo que permite reproducir la solidaridad interna del grupo, en el que todos se ponen de acuerdo frente a algo o alguien. Otro ejemplo es el de Estados Unidos. Antes los culpables de todos los problemas eran los negros, ahora Trump ha dicho que son los hispanos. Pues Europa está colocando a los inmigrantes como chivo expiatorio de todos sus problemas.

- ¿Se puede deducir por tanto que la imagen negativa del migrante que se ha construido se debe a la mala publicidad proyectada por parte de los gobiernos europeos?

- Los partidos políticos utilizan la inmigración como mercancía para ganar votos. Desde que comenzó la crisis de los refugiados en 2015, el partido de ultraderecha alemán calificó este fenómeno de invasión islámica, y sus votantes crecieron más de un 10%. La gente busca una explicación fácil a sus problemas, no quiere saber las causas y los efectos. El imaginario de una sociedad es el resultado de mezclar la ideología imperante con los prejuicios. Basta con que un inmigrante pase por delante tuyo en el médico para que pienses que te está quitando una plaza que te corresponde. Si en el metro van 20 personas y siete de ellas son negras, salgo pensando que en mi ciudad hay muchísimas personas de color, cuando cuantitativamente eso no es verdad. Todo funciona a través de la percepción y de los prejuicios.

«Europa está colocando a los inmigrantes como chivo expiatorio de todos sus problemas»

«Los gobiernos europeos están volviendo a la política de fronteras aplicadas a los migrantes»

«Es vergonzoso e hipócrita que la UE haya acogido tan solo a 20.000 refugiados en dos años»

- Hemos hablado de las actitudes frente a los inmigrantes. ¿Qué me dice de la indiferencia?

- Es que esa actitud favorece siempre lo peor, no lo mejor. Los que actúan con indiferencia son contabilizados como elementos de rechazo, porque no hacen nada para evitar aquello que saben que está mal.

- ¿Está al tanto de la problemática que se está dando en Euskadi, y más concretamente en Irun, con los migrantes en tránsito?

- Sí, conozco los hechos. El problema entre Francia y Gipuzkoa es que la inmigración que está llegando es de África del oeste, el África francesa. Todos estos subsaharianos hablan francés y tienen familia o contactos en Francia, así que para ellos España es tan solo una vía de paso.

- ¿Qué opina de la decisión de Francia de reforzar la vigilancia en la frontera para impedir el paso de migrantes hacia su país? ¿Y de las devoluciones en caliente que se producen cada día por parte de la policía gala?

- Existe un problema muy grave. Los acuerdos de Dublin y Schengen dicen que cuando un inmigrante llega al primer país de acogida, este le otorga un visado y puede quedarse en ese país o viajar libremente por toda la Unión Europea. A partir de 2015, una vez se desató la crisis de refugiados, Austria fue el primer país que decidió que los inmigrantes que llegaban de Grecia o Italia iban a ser devueltos a esos países. Francia ya practicaba esa política aunque en menor medida, y a partir de aquel momento lo hizo en una escala mayor. La consecuencia es que cada día centenares de migrantes son devueltos a España o a Italia, y Francia debería ser denunciada a nivel europeo por violar esos acuerdos.

- Quienes más se benefician de esta coyuntura son las mafias.

- Europa está en un proceso de renacionalización de la política migratoria común, en el que volvemos a la política de las fronteras aplicada a los migrantes, y las mafias utilizan la desesperación y la necesidad para lucrarse con la trata de seres humanos. Y lo peor es que antes el culebrón de la gente que se ahoga en el mar se reducía a los meses de verano, pero ahora es todo el año, porque la gente está desesperada por salir de sus países.

- La población irundarra se ha volcado en ayudar a los migrantes.

- Los vascos tenéis una antigua tradición solidaria. Incluso en los peores momentos, los vascos han demostrado su solidaridad con los inmigrantes y los más débiles. De hecho, sois la región española que más contribuye al fondo de cooperación del Estado.

- Poco se habla ya del acuerdo de Europa de acoger a 160.000 refugiados de los campos de Líbano, Grecia o Italia, pero no hay que olvidar que en dos años solo se han recibido a unas 20.000 personas.

- Es una vergüenza tan grande, que no existe calificación. Miles y miles de personas siguen atrapadas en esos campos y Europa no ha sido capaz de cumplir con su compromiso por falta de consenso. Un compromiso que, por cierto, es absolutamente ridículo. Pakistán, un país pequeño y de los más pobres del planeta, ha acogido ya a 10 millones de refugiados. Turquía ha recibido a 9 millones, Líbano a 6 millones. Países mucho menos ricos y muy pequeños han acogido a millones y la Unión Europea, que tiene más de 500 millones de habitantes, tan solo a 20.000. Es una situación de inmensa hipocresía.

- ¿Por qué la Unión Europea no toma medidas conjuntas para abordar la crisis migratoria y cada país impone sus reglas?

- Porque la inmigración no aportada nada económicamente hablando. Si tomas el PIB de cualquier país, supone menos de un 1%. Realmente no es un problema importante, pero se habla mucho de ello. Para Europa el verdadero problema es cómo van resolver los problemas planteados desde la crisis de 2008, que todavía no han podido solucionar. Estamos atravesando un momento de crisis interna profunda de la Unión Europea, y la inmigración funciona como cortina de humo. Tengo que reconocer que encuentro una actitud muy positiva por parte del Gobierno español en este sentido. He hablado con los responsables de este ámbito y son muy conscientes de la gravedad de la situación, entienden que se trata de un problema macroeconómico y están buscando las vías para movilizar a la Unión Europea, porque ninguna muralla va a impedir que los migrantes sigan llegando.

- ¿Existe alguna fórmula para poder solucionar el problema migratorio?

- En mi opinión sería necesaria una reunión entre las autoridades europeas y los países africanos para hablar sobre esta cuestión y ver cómo se puede solucionar de forma conjunta. El objetivo final tiene que ser el de estabilizar las poblaciones en sus países, pero al mismo tiempo responder a la demanda migratoria, porque actualmente las políticas migratorias europeas no se corresponden con esa demanda. A pesar de todo, sería un error pensar que el actual es un sistema del que no se puede salir. En el mismo hay sectores, en especial los jóvenes, que no se identifican con ese sistema global y que intentan actuar y cambiar las cosas para abrir vías diferentes. Además, no podemos olvidar que estamos construyendo ciudades mundiales y cosmopolitas, donde cada vez más van a confluir múltiples culturas y nacionalidades.

«El caso del ‘Aita Mari’ no es problema de un gobierno, sino europeo»

Näir también conoce la historia del ‘Aita Mari’, el pesquero reconvertido en barco de rescate por parte de la ONG guipuzcoana Salvamento Marítimo Humanitario (SMH) que lleva tres meses esperando a recibir el ‘OK’ de la dirección de Marina Mercante para poder zarpar hacia el Mediterráneo. Esta semana la tripulación ha denunciado este hecho y ha mostrado su temor a que ese retraso se deba a una presión del gobierno italiano para que no haya barcos de salvamento en la ruta mediterránea y evitar así tener que ceder sus puertos para los desembarcos de migrantes, como ocurriera con el ‘Lifeline’ o el ‘Aquarius’.

El politólogo opina no obstante que ese impedimento «no proviene de un gobierno en concreto, es un problema europeo. Si un barco de rescate opera cerca de un país, los flujos se van a dirigir a hacia allí, porque las mafias envían a los migrantes por las vías donde saben que hay barcos de salvamento esperando. Hace unos meses que los gobiernos de Europa se pusieron de acuerdo y dijeron basta». Una decisión que Näir asegura no impedirá que los migrantes sigan llegando, y que plantea un dilema para los países de la Unión. «Estamos ante una situación sin solución humana, porque existe una contradicción flagrante de los derechos humanos que defendemos y la realidad concreta de las políticas nacionales basadas en la defensa de los intereses legítimos de cada país. Es una contradicción muy difícil y hay que trabajarla», reconoce. Europa debería, en su opinión, «aumentar el número de entradas ilegales, favorecer la regularización de los migrantes, y poner en marcha una gran política de ayudas al desarrollo para estabilizar las poblaciones de los países africanos. Esos son los tres pilares en una verdadera política de inmigración».

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