En el marco de los debates que Cornellà Creació Forum organiza sobre temas sociales candentes, este viernes la reflexión ha puesto el foco en la migración, los refugiados y su integración como oportunidad de presente y futuro para la Europa del siglo XXI. Tres profesionales sensibilizados con el tema: la abogada especialista en Derecho Penal Internacional y en el uso de la tecnología para la defensa de los derechos humanos, Raquel Vázquez, Alexandra Mitjans, codirectora de Ashoka España, la mayor red internacional de Emprendedores Sociales Innovadores, y el director de Proactiva Open Arms, Òscar Camps, expusieron desde su experiencia puntos clave sobre barreras y estímulos que contribuyan a blindar el respeto de cada una de esas vidas que llegan a Europa en patera, y asegurar así el progreso que les llevó a arriesgar sus vidas en el mar.

Cambiar la mirada sobre las personas que huyen de su país como único medio para salvar la vida. Enfocar sobre ellas el respeto como seres humanos y darnos a unos y otros, locales y migrantes, la oportunidad de enriquecer a una Europa que envejece y que ha borrado los valores humanos de sus decisiones, fueron argumentos que alimentaron el debate. “Europa controla y sanciona a los países que no cumplen con los dictámenes económicos, pero ignora todo control y sanción a quienes no respetan los derechos humanos”, expresó el director de Proactiva Open Arms, Òscar Camps. “44.000 personas al día escapan de la violencia en el mundo, lo equivalente a la mitad de la población de Cornellà, cada día”. Así la abogada Raquel Vázquez acentuaba la necesidad de respetar el estado de derecho reconocido nacional e internacionalmente, el derecho al asilo y la dignidad de toda persona migrante. Escalar y multiplicar microacciones que ya logran integrar a esas personas en su nuevo destino es uno de los retos, expuso Alexandra Mitjans.

Mitjans, al frente de Ashoka España, una comunidad que conecta a líderes mundiales que son agentes de cambio por su actitud y acciones a pequeña o mayor escala, puso como ejemplo las comunidades autofinanciadas por pequeños emprendedores inmigrantes que impulsan iniciativas para salir adelante por ellos mismos en los países de llegada. También las redes sociales que conectan a quienes llegan con oportunidades reales de acogida y trabajo. Tejer sinergias y empatías y escalarlas a nivel internacional es la idea que planea en las mentes de quien se siente llamado a intervenir en ese cambio de mirada a la inmigración, como es el caso de los tres conductores del debate en Cornellà. “Que la ciudadanía nos empodere y logre que el Gobierno nos descuelgue el teléfono para poder sentarnos a hablar de todo lo que podríamos y debemos hacer”, expuso Òscar Camps.

Del público también surgieron interesantes cuestiones y propuestas. Una planteaba la posibilidad de consensuar propuestas de acogida en aquellos lugares de España donde la despoblación y el envejecimiento de los pocos habitantes que quedan apunta a ser un severo problema. Mientras otros se ofrecían para elaborar una gran campaña de sensibilización a nivel internacional capaz de lanzar redes de ayuda transversal, amparándose en el enfoque de que donde no quieran mirar los gobiernos, que nadie nos impida a los ciudadanos llegar.

De camino a cerrar un año récord en llegada de pateras a las costas españolas, Camps recordó ante 170 empresarios que asistieron al debate, que no en patera, pero “en autobús y con otra lengua también llegaron miles y miles de personas del sur español al extrarradio barcelonés en los años 60 y 70. Sin contratos, fueron mano de obra en la construcción, y con su precariedad compartieron pisos entre varias familias. Y ellos y nosotros progresamos. A ellos nadie los llamó refugiados, y sin embargo también llegaron en busca de un futuro mejor”, dijo.