Entre 20.000 y 30.000 extranjeros pueden estar viviendo en Barcelona sin que su presencia esté registrada ni siquiera en el padrón municipal, la vía de acceso a las mínimas coberturas sociales para muchos inmigrantes que llegan a España. El alcalde Joan Clos y la ex concejal de Participación Ciudadana, Assumpta Escarp, dieron ayer este dato, obtenido a partir de las estimaciones realizadas por el Ayuntamiento, durante la presentación de un informe sobre el fenómeno inmigratorio en la capital catalana. A la rueda de prensa asistió, como oyente, el nuevo teniente de alcalde Jordi Hereu, que a partir de ahora se hará cargo de la dirección de las políticas municipales de inmigración.
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El informe presentado por Clos revela que el proceso de regularización de inmigrantes llevado a cabo el pasado año propició que el Consistorio barcelonés librara 50.199 certificados de empadronamiento a aquellos extranjeros que lo solicitaron y que ya figuraban en los registros municipales. Estos documentos sirvieron para que, durante el 2005, cerca de 30.000 personas pudieran obtener el permiso de residencia y trabajo e integrarse así en las redes laborales normalizadas. Éste ha sido uno de los factores que han contribuido a que Barcelona superara el récord histórico del millón de cotizantes a la Seguridad Social.
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A 1 de enero de este año, 260.000 extranjeros estaban inscritos en el padrón municipal de Barcelona, lo que representa que este colectivo representa ya un 15,9% de la población de la ciudad. Ésta ha experimentado un aumento que le ha hecho superar el listón de los 1,6 millones de habitantes – el mismo nivel que en 1995 – , gracias, sobre todo, a la afluencia de inmigrantes. No obstante, el ritmo de crecimiento de la población inmigrada se ha ralentizado en los últimos años. De incrementos espectaculares – el 53,8% en el 2001 o el 43,3% en el 2002 – se ha pasado a otros mucho más moderados, como el del 12,6% en el 2005.
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En cualquier caso, las cifras globales de población y las que indican la magnitud del fenómeno migratorio en Barcelona sufrirán seguramente una corrección a la baja cuando concluya el proceso de depuración del padrón, que ha afectado a los extracomunitarios, a los que se obliga a renovar su inscripción en el registro del Ayuntamiento cada dos años. Unas 116.000 personas han sido llamadas a efectuar este trámite. Según Assumpta Escarp, unos 30.000 no han realizado la pertinente renovación, lo que podría motivar que en los próximos meses sean dadas de baja del padrón.
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Joan Clos saludó la incorporación a la ciudad de personas procedentes de otras culturas como un hecho positivo para la ciudad. El alcalde se congratuló del modo en que se está llevando a cabo la integración de estos contingentes y de la inyección rejuvenecedora que para Barcelona está suponiendo la llegada de hombres y mujeres en edad fértil y con muchos años de vida laboral por delante. En este sentido, un dato revelador: sólo un 2,6% de los residentes extranjeros tienen más de 65 años, mientras que, en el conjunto de la población barcelonesa, ese grupo de edad representa el 21%.
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El informe ofrece también algunos datos sobre la solicitud de informes de vivienda para el reagrupamiento familiar. El 60% de las peticiones son para reagrupar un familiar – mayoritariamente un hijo – y el colectivo que más utiliza este instrumento es el ecuatoriano, por otra parte el más numeroso, con más de 31.000 miembros.
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Para que la integración de la inmigración sea completa, Joan Clos considera que tendrían que darse los cambios legislativos necesarios para acelerar el proceso de obtención de la nacionalidad española y del derecho de voto.
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